La llegada del grupo de operaciones tácticas
motorizadas Lince marcó un antes y un después en cuanto a la seguridad de los
encarnacenos. La mayor parte de la población aplaudió de pie esta noticia, pero
no todo es color de rosa: también aparecieron denuncias por actuaciones
consideradas arbitrarias. El nuevo ministro del Interior les exige que se
identifiquen visiblemente, lo cual genera resistencias. ¿Se adaptarán los
Linces a la nueva situación política?
Por Lucas Toledo
Con la frase
bíblica del Salmo 23.4 (“Aunque ande en
valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu
vara y tu cayado me infundirán aliento”) sellada en sus uniformes
camuflados, agentes del grupo lince de la Policía Nacional recorren las calles
de la ciudad de Encarnación desde diciembre de 2017.
La llegada de
estos uniformados preparados para combatir a la delincuencia fue aplaudida por
casi toda la ciudadanía, que ya se encontraba con las esperanzas perdidas en los
efectivos policiales por los constantes asaltos perpetrados por marginales,
conocidos comúnmente como “motochorros”.
Apenas 24 horas
después de la presentación de estos efectivos que ocultaban sus rostros bajo
capuchas y cascos, como parte de un llamativo uniforme con detalles de
camuflaje (para para’i), montando flamantes motocicletas de altas cilindradas,
ya se daban a conocer los primeros resultados que se redujeron a detenciones de
personas que se dedicaban a la venta de drogas al menudeo, también conocidos
como “micro-traficantes”.
Los días pasaron
y parecía que los nuevos uniformados iban devolviendo a la población la
seguridad de caminar con tranquilidad por las calles de la ciudad. Las
estadísticas se volvían cada vez más positivas y los delincuentes tenían que
pensar dos veces antes de atacar.
La Jefatura
de Policía de Itapúa fue beneficiada con la llegada de más agentes Linces,
quienes se sumaron a las tareas de prevención por las calles y enfrentaron el desafío
de ingresar a uno de los distritos más conflictivos del séptimo departamento, el
municipio de Cambyreta.
Los Linces recibieron
una vivienda en donde montaron su base de operaciones, en el barrio San Francisco
de Cambyretá, en donde hasta la actualidad se encuentra la oficina de este
grupo táctico.
Efectivos del Grupo Lince durante una exhibición |
Primeros resultados de la acción de los Linces
A más de
siete meses de la llegada de este grupo de élite, la cúpula policial presentó
un balance de las intervenciones realizadas hasta julio de 2018. Según el
comisario Arturo Enciso, jefe de los Linces en Encarnación, 37 personas fueron
detenidas por poseer orden de captura por diversos hechos delictivos, 100 fueron
detenidas por delitos varios, 23 por la tenencia de drogas ilícitas.
Igualmente, se recuperaron 5 motocicletas robadas, 96 biciclos fueron
incautados por no estar en reglas para su circulación y se procedió a la incautación
de 3 automóviles, 9 armas de fuego. Llamativamente 7 personas quedaron detenidas
cuando intentaban sobornar a los agentes.
Pero no todo
fue aplauso para el grupo de operaciones tácticas, ya que la manera en que
realizan sus controles en la vía pública no fue muy bien aceptada por un sector
de la sociedad. Aparecieron varias quejas por parte de personas que afirmaron
ser sometidos incluso a golpes por parte de los uniformados.
En agosto de
este año se erradicó una denuncia ante el Ministerio Público de Encarnación, en
contra de patrulleros del grupo lince por supuestamente obligar a un joven menor
de edad a quitarse los aros que llevaba en sus orejas, bajo amenaza de llevarlo
detenido. El hecho habría ocurrido en inmediaciones de la Terminal de Ómnibus y
fue presentado como un caso de abuso de autoridad y violación de derechos
humanos.
En julio de
este año, igualmente, un estudiante identificado como Walter Morínigo expresó
su indignación a través de las redes sociales por otro supuesto procedimiento
irregular de parte de varios agentes del Grupo Lince. En su perfil de Facebook,
el joven relató que al salir
de estudiar de la casa de un compañero suyo y querer llegar a su vivienda, fue
interceptado por los uniformados, quienes de forma violenta supuestamente le
exigieron a que se tire al suelo en el empedrado, tratándolo prácticamente como
delincuente. El hecho habría ocurrido luego de las 21:00, en el barrio Quiteria
de Encarnación.
La situación generó la indignación no
solo del estudiante afectado si no también de varias personas, quienes
repudiaron el violento accionar de los efectivos. Ante dichas denuncias, el
jefe de Los Lince, comisario Arturo Enciso, argumentó que en todo momento
habían actuado de acuerdo con la Ley.
Apoyo mayoritario
En una encuesta realizada aleatoriamente
en las calles de Encarnación, consultamos a los ciudadanos su opinión sobre la
presencia de los uniformados y su forma de operar en la ciudad. La mayoría de
los consultados respondió estar de acuerdo, asegurando que quienes se quejan de
los procedimientos son las personas que no tienen sus documentos en regla o están
metidas en hechos delictivos. Otros dijeron estar de acuerdo con la presencia
de los mismos, pero que tienen que ser más amables con las personas “comunes”.
Actualmente son 26 los efectivos
policiales que integran este grupo y están trabajando en Itapúa, especialmente
en Encarnación y Cambyreta, cuentan con una patrullera y más de 10 motocicletas
de altas cilindradas preparadas para reaccionar. Actualmente se prevé la
llegada de más uniformados y equipamientos con el fin de hacer frente a la
delincuencia en la Perla del Sur. Próximamente extenderán su campo de acción a
otros distritos del interior de Itapúa.
Intervención del Grupo Lince en el interior de Itapúa. |
Los
Lince ante una nueva situación política
Aún con las críticas puntuales hacia su
actuación, la creación de los Lince es considerada como uno de los puntos
positivos del Gobierno del anterior presidente Horacio Cartes para enfrentar la
inseguridad ciudadana.
Desde organizaciones de derechos humanos
y sectores políticos principalmente de izquierda se cuestiona que la actuación
de los mismos obedece a una modalidad represiva o de “mano dura”, más asociada
con la manera en que actuaba la dictadura stronista. Se ha cuestionado que el
hecho de que actúen con el rostro cubierto por capuchas o que no exhiban sus
nombres en sus uniformes atenta contra el Código Procesal Penal y contra la
propia Constituciòn.
Tras el cambio de gobierno, producido
el pasado 15 de agosto, el nuevo ministro del Interior, Juan Ernesto
Villamayor, dispuso que los Linces se identifiquen con su portanombres y actúen
sin capuchas, lo cual fue aplaudido por un sector y cuestionado por otro, asegurando
que de ese modo se los expone a la revancha de los delincuentes. Los más críticos
al gobierno de Mario Abdo Benítez suponen que existe una intención de destruir
la creación del Grupo Lince.
Más allá de cuales sean los resultados
en esta nueva etapa, no hay dudas de que la actuación de este grupo de élite no
puede estar por encima de la Constitución. El desafío es que puedan cumplir a
cabalidad su labor, sin violar la ley y respetando los derechos humanos.
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Lucas Toledo es estudiante del tercer
año de Ciencias de la Comunicación con énfasis en Periodismo, de la Facultad de
Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad Católica de Encarnación. Es
reportero especializado en cobertura policial del canal SUR TV en Encarnación y
corresponsal del Sistema Nacional de Televisión (SNT). En sus ratos libres le
justa jugar al fútbol y leer.
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