viernes, 25 de noviembre de 2016

La pesadilla de Jeni ante la adicción a los analgésicos


Esta es la historia de una joven madre de 27 años, que sin darse cuenta cayó en la adicción a las drogas. Una mujer a la que nunca le hizo falta nada, que estaba consolidada en el ámbito personal y profesional. Alguien que jamás se imaginó pasar por esto. Esta es la historia de Jeni.


Por Leila Benítez Planás

“Nunca hay que perder la esperanza, por más grande que sea la muralla”, fueron las palabras de Jeni al culminar una emotiva conversación acerca de los últimos acontecimientos que le tocó pasar día tras día.
La muralla que hoy le toca derribar a Jeni es su adicción a los analgésicos, específicamente la Meperidina, un poderoso narcótico analgésico, hermano de la morfina, que actúa como depresor del sistema nervioso central y se utiliza para aliviar el dolor de intensidad media o alta.
Hacen dos meses que Jeni reingresó a la “Fazenda da Esperança”, una hacienda de rehabilitación ubicada en el distrito de Cambyretá, del Departamento de Itapúa.
Ella reingresó a la fazenda luego de haber estado realizando rehabilitación durante tres meses, y de haber salido por un mes y medio y recaer en su adicción a la Meperidina.
Así como ella hay tres chicas más que están luchando firmemente contra su adicción.

Acceso a la “Fazenda da Esperança”. Barrio San Francisco, Cambyreta.

Cuando una enfermedad te lleva a otra

Toda persona cuando sufre dolor busca calmarlo con algún analgésico o medicamento indicado para el mismo. Jeni sufre de fibromialgia, una enfermedad crónica caracterizada por un dolor muscular crónico de origen desconocido, que además presenta otros síntomas.
Su fibromialgia la llevó a consultar en varios sanatorios, visitar el médico día por medio, saltar de un profesional a otro, a realizarse docenas de análisis, en búsqueda de una respuesta a su dolor inexplicable.
Sumado a esto, el estrés del trabajo, que según ella activó su enfermedad; la depresión, problemas personales y otros factores que se fueron acumulando, y empeoraron la enfermedad y su padecer.
Esa no respuesta a su dolor y el diagnóstico tardío de una enfermedad incurable, que ni siquiera presenta causas conocidas, acarrearon a Jeni a consumir medicamentos de todo tipo, iniciando con analgésicos leves, livianos y dosis pequeñas, luego pasar por otras dosis y medicamentos más fuertes, como Fentalino y Morfina. Y ninguno de estos llegó a ser la solución.
“Me iba día de por medio al hospital, porque no había remedio que me calme los dolores, hasta que en el hospital terminaban siempre poniéndome morfina, que era lo único que me calmaba, pero pasaba el efecto y al día siguiente era la misma historia”, comentaba Jesi mientras trataba de seguir con su croché.
El padecimiento de Jeni y su familia llegaron a cansar a todos, y la llevó a buscar otras soluciones más rápidas y eficientes.
“Yo ya dominaba los remedios y pastillas, vivía tomando pastillas, ya me auto medicaba, comencé por ahí. Cada vez que me iba a urgencias los médicos me daban un medicamento distinto y yo ya conocía para qué servía cada remedio, manejaba mis dosis, prácticamente yo sola no más ya manejaba mi medicación”.

La “solución” llegó con la Meperidina

“Yo necesitaba una solución, y como nadie me solucionaba yo empecé a conseguir Meperidina en una farmacia. Primero llevaba mi receta del centro de salud, que era una recetita con un sello y nada más, cuando debería de ser una receta cuadruplicada por ser un medicamento muy controlado y peligroso, hasta te puede dar deficiencia respiratoria y paro cardíaco, para que tengas una idea de lo fuerte que es, hasta para anestesia lo utilizan”, contaba Jeni mientras intentaba controlar algunos temblores de sus manos.
La adicción de Jeni la llevó a conseguir Meperidina y hacerse “cliente” de la farmacia, por su compra frecuente. Empezó inyectándose una dosis, cada 8/6hs, dependiendo del dolor. Y progresivamente, pero con una tremenda rapidez fue aumentando la dosis.
“Empecé a conseguir la droga por delivery. Yo llamaba, me preguntaban cuántas ampollas querían, y me llevaban, y yo me empecé a aplicar. Entonces, a medida que mi cuerpo se fue acostumbrando cada vez menos efecto me hacía una ampolla, y fui subiendo la dosis”, afirma Jeni, recordando con un poco de dolor aquellos momentos.


“Por milagro no morí en mi pieza”

Jeni llegó a salir de su casa en búsqueda de su droga, sin importar la hora, lo hizo de noche y de madrugada a bordo de su motocicleta, incluso comenta que tiene cicatrices de heridas que no sabe ni recuerda cómo se las hizo. Cuenta que llegó a hacer cosas inconscientes que ella no recuerda, pero que su familia le contó. Cosas que son irrepetibles, como por ejemplo, dejar las jeringas repartidas en el baño con manchas y rastros de sangre.
Conmocionada por recordar aquellos momentos de tanta angustia y dolor, Jeni comenta que las dosis aumentaron muy rápidamente sin que se dé cuenta: “Habían veces que ni veinte minutos pasaban y yo ya quería aplicarme otra dosis. Después ya empecé a aplicarme dos ampollas en una jeringa. Y así, hasta que fueron tres y más. Una vez llegué a aplicarme nueve ampollas de una vez, por milagro no morí en mi pieza”.
La situación se descontroló para Jeni de un momento a otro, su familia no conocía por lo que ella estaba pasando.  Ellos se convencían con su argumento de que “eso no más luego” iban a aplicarle en el hospital y de que era mejor “evitarse la fatiga”.

“Me calmaba tan rápido que era mágico para mí”

Jeni se volvió adicta la Meperidina en tan poco tiempo, que ni siquiera se dio cuenta de ello. Pero su familia ya empezaba a notar ciertas actitudes “raras”.  En el punto máximo de su adicción gastó la mitad de su sueldo para conseguir sus dosis, un equivalente a 3 millones de guaraníes.
“A la larga me calmaba tan rápido que era mágico para mí, hasta mi humor cambiaba, ya estaba feliz,  hasta podía dormir. Yo tomaba como 8 a 10 remedios por día, me intoxicaban con remedios”, relataba Jeni como parte de su experiencia de su adicción a esta droga.
En búsqueda de calmar y controlar su dolor, Jeni dejó de trabajar, e incluso por causa de su adicción: “Hasta casi le llevé a la quiebra a mi marido. Como yo sola me aplicaba los inyectables, ya no encontraba mis venas”.


“Nunca imaginé pasar por esto”.

Nadie iba a pensar o imaginarse que una ingeniera agrónoma de tan solo 27 años, con una familia consolidada, una hija de 2 años (en ese entonces), un excelente trabajo en una empresa multinacional, con puesto como Jefa de Recursos humanos, y una familia afirmada en la fe católica iba a caer en este tipo de adicción.
De hecho, ni ella misma pensó pasar por eso.
Jeni nunca calculó que iba a volverse adicta a un narcótico, y mucho menos a la Meperidina.
Estuvo tres meses en rehabilitación en la Fazenda da Esperanca, luego de haber pasado por “Adicciones”, un centro de rehabilitación ubicado en la capital del país, lugar del que dice haberse salvado, porque sus actuales compañeras le contaron que es “una cárcel, los pacientes allí se duerme con pedazos de vidrios bajo su almohada, para defenderse ante cualquier circunstancia, todos son locos y cualquier cosa puede pasar”, confirmaba Jeni.
Admite que recayó en su adicción al tener un periodo de libertad de un mes y medio, porque “la sensación que te da el medicamento es como un parche”, hasta que su familia se dio cuenta de nuevo por su compartimiento y otros síntomas y la internaron nuevamente en la fazenda, donde ya cumplió con su segundo mes de rehabilitación y cree y confía que esta vez, culminará su tratamiento.
La recuperación no fue, ni es fácil. Pero quiere y tiene las intenciones de recuperarse. Aceptar su adicción, su enfermedad fue el primer paso, y dejarse ayudar por su familia. Ahora encuentra la fortaleza en Dios, y le dice “sí” a ÉL todos los días. Su refugio es Dios. Y agradece cada minuto lo que puede hacer en la fazenda, que no es una clínica, es una familia para ella.
Para Jeni el amor vence todo, y cree que únicamente hay que amarse y amar a otros. Esa es la clave.

Un nuevo comienzo.

“Para el futuro le pido a Dios que me muestre lo que quiere que yo haga, quiero hacer la voluntad de Dios con mi familia, lo demás sé que viene por añadidura”.
Finaliza Jeni: “Nunca hay que perder la esperanza, por más  grande que sea la muralla que tengamos en frente”.

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Este reportaje formó parte de la prueba de evaluación final de la asignatura Periodismo de Investigación II
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Leila Benítez Planás está terminando la carrera de Ciencias de la Comunicación, pero a la vez ya trabaja como conductora de televisión en el canal encarnaceno Más TV, donde conduce el programa diario “Como en casa”. Cuando le queda algo de tiempo entre el trabajo y el estudio, también da rienda suelta a su otra pasión: la actuación. Participó como actriz del corto de ficción “Kurusu Serapio”, que se presentó en el Festival Internacional de Cine Paraguay, en Asunción.

El aguinaldo: ¿dinero extra, premio u oportunidad?


Por Nancy Tifi

El aguinaldo es un beneficio contemplado en el Código Laboral Paraguayo y es una gratificación al trabajador por su esfuerzo de todo el año.
Llegamos a la época del año donde el ambiente comercial y laboral se ve bastante acelerada por tal motivo.
Las ofertas, las promociones y los paquetes especiales abundan, la posibilidad de comprar sin pensar es mucho más tentativa que en otra temporada del año.
Saber aprovechar al máximo es el secreto para sacar ventajas de esta gratificación extra al salario percibido durante todo el año, pero en ocasiones no es suficiente para salirse un poco del presupuesto que cubre las necesidades básicas, como alimentación, educación, gastos fijos de servicios, etc.

¿Qué hace la gente con este monto de dinero tan esperado durante el año
¿Cómo utilizarlo de manera correcta? 
¿Qué es lo que NO hay que hacer con esta bonificación extra?
Son algunas de las cuestiones sobre las que #lagenteopina en el siguiente material.



La mayoría de las personas consultadas prefiere utilizar su aguinaldo en darse el gusto, comprando ropa nueva, comprando regalos, viajar en familia o invertir en educación en el nuevo año escolar, que pronto se aproxima, luego de las fiestas.
Después de todo, el aguinaldo es el fruto de tu esfuerzo y cómo lo utilices depende de vos.
¿Cómo vas a gastarlo este año?

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Este reportaje formó parte de la prueba de evaluación final de la asignatura Periodismo de Investigación II
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Nancy Tifi tiene un estilo de escritura riguroso y preciso, con un muy buen manejo de los datos y las cifras, como lo demuestra en este reportaje. Alumna del 4° curso de Ciencias de la Comunicación en la UCI, es también integrante del equipo de investigación Spotlight Karumbe.

El día en que Encarnación ingresó al libro de los Record Guinness


Con nervios, con ilusión, con miles de sentimientos encontrados, incluso con temor iniciaron ese viernes 11 de noviembre del 2016, el día que ningún encarnaceno borrará de su mente, el día en que la Perla del Sur logró su primer Record Guinness Mundial buscando crear el Teatro de sus sueños.

Por Dalila Casco

“Pintando el teatro de mis sueños”.
Todo empezó con una charla entre Rubén Sykora y Vanesa Utz, ambos artistas itapuenses.
Vanesa terminó un concierto y en un encuentro con Sykora vieron la necesidad de contar con un teatro en Encarnación, ya que las actividades artísticas van creciendo en la ciudad, y cada vez es más necesario contar con un buen espacio y un lugar donde se aprecie de mejor manera el arte.
Y así, de una simple charla se engendró ese sueño de crear un Teatro en la Perla del Sur, ese anhelo que no solo sería de artistas sino de la ciudadanía en general que tomó como suyo el desafío de pintar el teatro de sus sueños. 
Encarnación es un distrito que ha marcado tendencia en los últimos años, se volvió uno de los lugares favoritos de los turistas, por sus hermosas playas y costaneras. Es una ciudad que sigue surgiendo, creciendo y sorprendiendo, tal es el caso que a los encarnacenos se les ocurrió hacer la pintura de huellas más larga del mundo, y por primera vez en la historia la ciudad ingresó al Libro de los Record Guinness; con esto Paraguay ya sumó su séptimo récord.


Adriana Hrisuk, una de las “cabecillas” del desafío, explica del porqué eligieron hacer la pintura de huellas más larga y porqué la idea de llevarlo al libro de los Récord Guinness.
Los artistas consideraron que lo ideal era realizar una dactilopintura (pintura con las manos), para de esa forma captar la atención de quiénes dependen la creación de un teatro en la ciudad. La idea era hacerlo con los niños, con los jóvenes, con los adultos, con las autoridades, con cualquier ciudadano común que apoye el arte, cuál era la causa común.
“El récord guinness llamó la atención del país, incluso lo hizo internacionalmente, pero el verdadero fin de esto era y es lograr conseguir un teatro para Encarnación, con esto quisimos hacer entender a la ciudad y autoridades la necesidad de contar con un espacio para desarrollar las artes” sostiene Adriana.


Pintando el Teatro de mis sueños fue una actividad sin precedentes en la ciudad, que sin dudas marcó un antes y un después. El impacto de este desafío fue inmediato en las autoridades locales, quienes a través de distintas maneras también convocaban a la ciudadanía a ser parte de esto.
Eran las 05:00 de la mañana del viernes 11 de noviembre, iniciaba una jornada fresca, con nubes grises en el cielo, y el sol no se dejaba ver. Ese día, la ciudadanía encarnacena era desafiada a realizar la pintura de huellas más larga del mundo. Con ese clima, las esperanzas se iban desvaneciendo para los organizadores; todo era negativo, incluso pensaron en desistir, pero como la esperanza es lo último que se pierde, no dejaron de ilusionarse con pintar el teatro de sus sueños.
Paul Cantero, uno de los organizadores comenta la experiencia vivida; “Ese día empezamos desde las 5 de la mañana, yo incluso mucho antes, preparando café, en realidad esa noche no dormimos. Empezamos más o menos a las 06:30 esperando ver que “pintaba” el clima por decirlo así, una vez que empezamos, fuimos jóvenes de diferentes sectores. A mí me correspondía organizar a los chicos de las iglesias cristianas. Empezamos a extender el papel que realmente fue todo un desafío por el viento que había, ver que llegaban los primeros estudiantes, las primeras personas fue emocionante”


De esa forma se comenzaron a dejar las primeras huellas sobre el papel, que fueron más de 5.000 metros extendidos, de los cuales 1.500 metros correspondía a la parte estudiantil y a la ciudadanía. Eso se registró y luego se pasó a los 2.000 metros que correspondía a los artistas.
Transcurrían las horas y aún faltaban kilómetros por pintar. Se estima que aproximadamente unas diez mil personas acudieron hasta la costanera República del Paraguay a pintar y de esa manera manifestar el deseo de contar con un teatro en la ciudad.


Finalmente, casi a las 05:00 de la mañana del sábado 12 de noviembre, en compañía del gobernador del departamento de Itapúa y varias autoridades, los verificadores de la pintura de huellas dieron la noticia de que Encarnación ya estaba en el libro de los Récord Guinness, superando así a Canadá por 198 metros.
Encarnación no deja de sorprender y ahora ya figura en el libro de los registros más impactantes del mundo.



“Nada pudo haber salido mejor, hasta el último momento no creíamos que no llovía. Había siete kilómetros de papel y si llovía que íbamos hacer con eso, pero lo importante es que se hizo y salió de lo mejor. Todo lo que uno quiere y anhela se puede lograr, pero aparte de eso el mensaje final de esto es que todo lo que una comunidad desea como bien común se puede lograr, fue una experiencia única” manifestó Adriana.

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Este reportaje formó parte de la prueba de evaluación final de la asignatura Periodismo de Investigación II.
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Dalila Casco está terminando la carrera de Ciencias de la Comunicación en la UCI. Se desempeña además como social media community manager en el canal MásTV.