Como hacer visible lo
invisible
El
cronista colombiano Alberto Salcedo Ramos
ofreció en Managua el taller de crónica Hacer visible lo invisible.
El
maestro les manifestó a los participantes que “un cronista debe conocer la
realidad tanto como le sea posible para poder contarla con autoridad” y les aseguró
que su objetivo en el taller era inocular en ellos el ‘veneno’ de la crónica,
del periodismo narrativo – “del que espero no se puedan salvar”, dijo, a la vez
que los motivó a apostar por la innovación, la iniciativa para crear y fomentar
proyectos periodísticos personales aprovechando las nuevas tecnologías.
“Hoy
más que nunca se necesita un periodismo que tenga fe en sí mismo. No hay tal
crisis del periodismo, el periodismo no va a desaparecer, porque es una
necesidad de la sociedad para entenderse a sí misma”, aseguró.
Este es
un resumen de la semana que duró el taller en el que participaron periodistas
de Nicaragua, Chile, Colombia, El Salvador, España, Guatemala, Perú y
Venezuela.
I. No me aburras
Alberto
Salcedo Ramos inició una de las sesiones del taller Contar visible lo invisible
—organizado en Managua, Nicaragua, por la Fundación Gabriel García Márquez para
el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI)— con una cita que bien podría ser
toda una declaración de intenciones del maestro para los talleristas que
participaron en el evento.
“Woody
Allen tiene una frase que yo amo —dijo Salcedo Ramos— y que dice: ‘todos los
estilos son buenos menos los aburridos’”.
El
maestro de la FNPI aseguró que “es muy fácil aburrir” y aseguró que la gran
pregunta que un periodista o cronista debe hacerse es “¿Cómo diablos contar una
historia y no aburrir?”.
Salcedo
Ramos explicó que hay varias estrategias para lograrlo, entre las que mencionó:
contar lo que debes contar y solo lo que debes contar, evitarle al lector lo
irrelevante, saber escoger lo que cuentas y tener un buen ritmo para contar las
historias.
“Si te
metes en un nudo en el que la trama no avanza, en el que no sucede nada y te
quedas allí estancado, el lector se aburre”, dijo Salcedo Ramos.
El
cronista colombiano compartió con los participantes una definición del
novelista y ensayista escocés Robert Luis Stevenson, quien dijo que contar
historias “es escribir sobre gente en acción”.
¿Y qué
es eso de escribir sobre gente en acción?: “Si vas a escribir sobre Fito Páez
—dijo— y no has ha visto un concierto de Fito Páez, no puedes contarlo, tienes
que verlo en acción, tienes que ver las acciones que definen al personaje. Esa
es la clave, ver los espacios que definen al personaje, porque uno en la vida
se relaciona con el espacio o con los espacios de un modo distinto”.
Para
Salcedo Ramos “ser cronista es cazar acciones y leer esas acciones, saber lo
que esas acciones valen en cuanto revelan la personalidad del personaje sobre
el cual estoy escribiendo o voy a escribir”.
“Uno
tiene que perseguir al personaje —dijo Salcedo Ramos— ponerse de acuerdo con
él. Lo que hago yo es identificar muy pronto las rutinas de los personajes.
Cuando llego hasta él identifico desde el comienzo, ya sea por observación
directa o porque lo pregunto: cuáles son las rutinas de mis personajes, que
hacen, cómo es un día de ellos. Y cuando tengo eso claro, entonces me digo: yo
quisiera estar en el momento que compra la carne. O quisiera estar en el
momento que juega dominó con sus amigos a las cinco de la tarde en el parque.
Trato de establecer muy pronto las rutinas del personaje para acompañarlo,
porque no es lo mismo decir que Pedro Pérez va a misa o que Pedro Pérez te
contó que va a misa o ir con Pedro Pérez a misa”.
Continuando
con el propósito de no aburrir a sus lectores, Salcedo Ramos aclaró que algunos
periodistas o cronistas creen que no aburrir significa ser “gracioso o
chistoso”, con lo que se equivocan a la hora de contar una determinada escena
de su historia.
“No hay
nada más deprimente que una persona que confunde el humor con el chiste. El
chiste puede ser una herramienta de humor; el humor puede usar el chiste como
una de sus herramientas. Pero a menudo hay chistes que no logran llegar al
humor, son solo chistes”, explicó.
El
cronista colombiano —que durante los días del taller contó varias anécdotas que
reforzaban sus recomendaciones a los participantes del taller— contó una
historia relacionada al cineasta Alfred Hitchcock para reforzar su idea de la
importancia de no aburrir a los lectores.
Explicó
que Hitchcock utilizaba una técnica particular para saber cuándo la idea en la
que estaba trabajando era interesante: “Él ponía a prueba sus ideas en los
ascensores: entraba al ascensor, empezaba a hablar de la idea en la que estaba
trabajando y notaba que algunas personas que habían marcado el cuarto piso no
se bajan en ahí, querían seguir oyendo el resto de la historia. Inclusive
Hitchcock, en una entrevista, dijo una cosa increíble cuando le preguntaron:
‘¿cuál es para usted el oficio más infeliz que puede realizar un ser humano?’ Y
él se quedó pensando y dijo: “el oficio más infeliz que puede realizar un ser
humano es el de ascensorista”. El periodista, que era François Truffaut (otro
director de cine), le dijo: “pero, ¡no entiendo! En el mundo hay escoltas que
arriesgan su vida por estar protegiendo a alguien, en el mundo hay removedores
de alcantarillas que tienen que sumergirse en el subterráneo para limpiar
excrementos humanos, en el mundo hay gente que se monta en edificios, en los
pisos más altos, para limpiar vidrios, ¿y
usted me va a decir que el peor oficio es el de ascensorista? Hitchcock
le respondió: “claro, es que el ascensorista está condenado a pasarse la vida
oyendo historias inconclusas”.
Tras contar
esta anécdota, Salcedo Ramos afirmó: “Yo no podría ser ascensorista, yo soy
cronista porque no quiero oír historias inconclusas. Por eso elegí lo que hago,
porque si fuera ascensorista la historia se acabaría en el cuarto piso, justo
cuando la vieja le va a ser infiel, el que se baja no va a oír la historia
completa. Por eso elegí ser cronista, porque quiero la historia completa, no me
sirve la historia incompleta, la historia que no me satisfaga la curiosidad.
Elegimos saber bien lo que vamos a contar, contarlo con el tono que es”.
Otra
forma de aburrir —aseguró—puede ser la ampulosidad a la hora de narrar, es
decir, el tono demasiado almibarado o retórico.
“Les
voy a poner un ejemplo: una vez leí a un periodista en Colombia que escribió
sobre una miss de Colombia que fue capturada con cocaína en el aeropuerto de
Madrid, y el tipo comenzaba su texto diciendo; “Me había prometido a mí mismo
no volver a escribir sobre mujeres bellas…” Me dije: ¿no hay un editor que le
corte la cabeza? En este caso no basta con cortar el texto, hay que cortarle la
cabeza también. No pasé del párrafo ese”.
Otro
ejemplo que expuso el maestro de la FNPI fue el siguiente: “Un día fui a Buenos
Aires y me regalaron un libro de boxeo, un libro de perfiles y reportajes sobre
boxeadores, porque saben que me gusta ese tema. El primero era una crónica
sobre Mike Tyson, que había estado en Buenos Aires invitado por Diego Armando
Maradona. Este reportaje empezaba de la siguiente manera: ‘Tyson baja de su
habitación, sale por la puerta del ascensor, yo lo saludo y me dice: no vayas a
preguntar pavadas’. ¡Listo, ahí muere la crónica enseguida! Porque Tyson no
puede decir ‘pavadas’. ¡Eso es mentira! Nunca en la puta vida va a decir
‘pavadas’, porque él no es argentino. Cuando yo veo eso digo: ‘me está hablando
el periodista fingiendo que es Tyson, no puede ser que pongas a un personaje
gringo a hablar como argentino’. Por eso también odio ver cine doblado en
España, porque aparece Marlon Brandon diciendo ‘joder, puñete’. No me dobles al
personaje, yo quiero al personaje, no quiero al intermediario entre el
personaje y yo. Tiene que haber naturalidad”.
Una de
las claves más importantes en el trabajo de reportería —compartió Salcedo
Ramos— es interactuar con los personajes, no solo hacer preguntas.
“Alma
Guillermo Prieto tiene una frase que me encanta: ‘el periodismo se ha
convertido en rehén del síndrome del entrecomillado’ Todo el mundo anda con una
grabadora buscando una frase que pueda meter entre comillas, que sea
impactante, pegajosa, que pueda funcionar bien en las redes sociales o en el
titular del momento del programa radial. La crónica es un género para una
persona que quiere ir más allá de la respuesta. La pregunta es inevitable y
necesaria, pero cuando es la única herramienta que usas te limita el radio de
acción. Si le preguntas a un personaje “¿usted es drogadicto?, el asunto se
acaba cuando él dice ‘no’”, explicó el cronista.
“Si voy
a escribir sobre Maduro —prosiguió el maestro—, necesito hablar con mucha gente
de su entorno que me ayude a descifrar la personalidad de él y la vida que ha
tenido. Procuraría estar allí mucho tiempo. Seguro que él no me va permitir el
acceso, entonces necesito ir a lugares donde encuentre muchas voces de gente
que lo conoce”.
II. Dame una acción
Durante
los días del taller en Managua, Alberto Salcedo Ramos explicó a los periodistas
que una de las principales dificultades a la que se enfrenta el cronista a la
hora de escribir una historia es la de crear escenas. “Es un recurso que hay
que optimizar”, dijo. Para él, la intuición es muy importante a la hora de
construir una escena. “A mí me gustan mucho los narradores que son intuitivos,
que son salvajes; el narrador que le hace caso a la historia, que es muy listo
y muy inteligente”, afirmó.
Salcedo
Ramos dijo que una clave importante a la hora de narrar y no aburrir es relatar
acciones dentro de la historia. “Dame un acción, todo lo que quiero es una
acción. Y en eso hay que aprender mucho del cine”, explicó.
Para
reafirmar su recomendación el cronista recordó la escena inicial de la película
Casino, del director estadounidense Martin Scorsese, cuando el actor Robert De
Niro aparece en pantalla vestido con una chaqueta fucsia, pantalón blanco, y
camina fumándose un puro.
“Él
viene narrando, diciendo ‘me llamo Fulano, mi vida es dura, no crean ustedes
eso de que ser un gánster es fácil, esto de ser gánster es tremendo, esto tiene
sus complicaciones’. Entonces ustedes ven un vehículo aparcado, él abre la
puerta, se mete en el vehículo, bota el puro y cuando lo prende se produce un
estallido y todo se va para el carajo. Entonces hay un flash back y aparece ya
el Robert De Niro del pasado organizando
su vida de gánster. Cuando Scorsese vuelve al punto principal del relato,
cuando vuelve al presente y deja atrás el flash back, nos enteramos que Robert
De Niro no murió, que se salvó. Entonces hay muchas maneras de contar, pero hay
que privilegiar la acción, porque la acción es oro total”, narró Salcedo Ramos.
El
maestro de la FNPI explicó que para construir una buena escena, el cronista
debe de indagar mucho. “Si uno aguza el oído, si uno se queda ahí mucho tiempo,
van apareciendo las escenas”, dijo. “Hay que buscar escenas que sean
reveladoras del espíritu de la historia, es eso lo que hay que capturar. Uno se
ha ido ejercitando y ha ido aprendiendo a buscarlas. Yo al principio no buscaba
escenas, yo buscaba datos, buscaba información, buscaba que el personaje me
respondiera unas preguntas, pero no puedes contar una guerra si no hay escenas,
si no hay acción. Si eres enviado especial en una guerra tiene que haber
escenas en tus crónicas”, explicó Salcedo Ramos.
“En una
crónica de viajes —prosiguió el maestro— hay seres humanos, gente que conduce
una lancha que te lleva hasta allá, gente que te vende la comida en el mercado,
señores que te cortan la carne, botones del hotel que te atienden, taxistas que
te atracan porque te cobran cinco veces más de lo que valen. Por ejemplo,
cuando uno lee sobre Haití, lee que es el país más pobre del hemisferio
Occidental. ¿Qué significa ser el país más pobre del Hemisferio
Occidental? Sinceramente no significa
nada, pero cuando uno va allá, uno entiende porque ve, porque ve acciones. Yo
vi venta de ropa interior usada, brasieres con un mapa amarillo en la axila
puestos al lado de pechugas tiradas en el piso, y todo eso lleno de moscas.
Entrevisté a una señora que vende fritos en la calle, cambia el aceite en que
fríe las empanadas cada mes de enero”.
III. No me canses
Entre
las recomendaciones entregadas durante el taller Hacer visible lo invisible,
Alberto Salcedo Ramos reveló un truco para que los datos “no sean tan cansones”
para el lector.
Dijo
que los datos son importantes para darle fuerza a la historia, pero muchas
veces pueden terminar “tragándose” el texto y aburriendo al lector. Entonces
contó la decisión que él tomó cuando preparó la historia sobre las cifras de
los heridos por minas antipersona en Colombia.
“Llamé
a Cine Colombia para preguntar cuántas personas caben en sus salas, para
imaginarme cuántas salas de cine se podrían llenar con los heridos por minas.
Es importante hacer que las cifras no sean una cosa muerta, que no sean solo
datos, sino que también vida, que tengan metáfora”, explicó.
Salcedo
Ramos explicó que él nunca piensa en cómo va a contar la historia en la que
trabaja mientras todavía hace el trabajo de reporterismo. Dijo que un cronista
antes debe “contarse” la historia a él mismo, es decir, pensar en cómo será
escrita. Es una parte importante que tiene que ver con la toma de decisiones
técnicas en la escritura del relato. Para explicar este punto, el cronista
contó a los talleristas una anécdota sobre una crónica que realizó en Colombia
sobre los mutilados por las minas antipersona:
“Un día
recorrí la zona de Colombia –el Oriente de Antioquia- que tiene más afectados
por minas antipersonas en el mundo, por encima de Camboya y de Afganistán.
Había muchos amputados, gente sin extremidades. Hablé con tanta gente, vi
tantas personas, y dije: ¿ahora cómo cuento esto? Tomé la siguiente decisión
para contar esta historia de cincuenta páginas: que los capítulos impares
fueran una crónica individual sobre un personaje víctima de la guerra, de las
minas antipersonas, y todos los capítulos pares debían de ser un reportaje del
fenómeno global en contexto. En los impares cuento el drama humano en primer
plano, y en los pares doy la profundidad que da el reportaje. La crónica te da
el drama en primer plano, pero te quita profundidad, te quita la mirada
global”.
“Por ejemplo, esta historia comienza así: a
sus once años Claudia Ocampo tiene claro que si no fuera porque a su padre lo
despedazó una bomba ella jamás hubiera conocido a su ídolo, el cantante Juanes…
A la niña le dedico el primer capítulo, porque ella vio morir a sus padres. En
los capítulos pares meto datos, miren como meto la distancia: el avión acaba de
aterrizar en el aeropuerto José María Córdoba, en el municipio de Ríonegro,
cuarenta minutos después de haber despegado de Bogotá, son las once de la
mañana de un lunes soleado, espero que la manda transportadora de equipaje
empiece a girar, consulto el mapa de bolcillo, me encuentro a 38 kilómetros de
Medellín, en este sector principia el oriente de Antioquia, la región
colombiana más vulnerada por las minas antipersonales… Estoy contando un relato
donde hay vida, porque hay acciones. Son trucos para que los datos no se
vuelvan una cosa aburrida. Las fuentes me dijeron que los afectados por las
minas son 6,637, entonces me digo que son 6,637 cristianos reducidos a un
diagrama de barra en una hoja de cálculo. Pero si apeláramos a ciertas
comparaciones, los áridos números nos servirían para establecer la magnitud del
problema. Con esos damnificados se podría fundar una villa casi tan habitada
como el famoso balneario de Punta del Este y seis veces más poblada que el
Vaticano, también se podrían llenar hasta el tope veintidós salas de cine con
capacidad para 300 espectadores”.
***
Los “mandamientos” de Salcedo Ramos
-Evitar
al lector lo irrelevante
-Evitar
el tono retórico en los textos
-Reflexionar
sobre la historia antes de sentarse a escribirla
-Realizar
un profundo trabajo de investigación: “No sé cómo contar una historia si no he
terminado antes la investigación. Necesito tener la investigación completa
antes de definir la estructura de la crónica. Soy cronista porque no quiero
tener historias inconclusas, quiero la historia completa”.
-Buscar
atmósfera, drama, identificar personajes, ángulos interesantes, los “conflictos
de los personajes”.
-Conocer
la realidad tanto como sea posible para poder contarla con autoridad.
-Se necesita
testarudez. “En algunas historias me han dicho: ‘no sigas, Alberto, que te vas
a estrellar’. Yo les digo que me dejen estrellarme, que yo me quiero
estrellar”.
-Dedicar
a la historia el tiempo que sea necesario para descubrir el ángulo que no se ha
visto de un personaje. “Los autores de no ficción tienen que descubrir lo
asombroso. La crónica es un género para quienes quieren ir más allá de la
pregunta. Hay que ver la realidad más allá de lo que dicen los personajes”.
-Buscar
un tema que sea tan atractivo para su comunidad como interesante más allá de su
entorno.
-No
pensar solo en que el tema sea atractivo, procurar también que sea útil.
-Escribir
sobre lo que conoces, pero ¿qué importa lo que solo me importa a mí?
-No
pensar solo en la historia, pensar también en el personaje.
Respetar
su dignidad, ponerse siempre en sus zapatos.
-El
periodista que no investiga es como el atleta que no entrena: pierde en la
competencia. Procura investigar el doble e incluso el triple.
-Desconfiar
de una historia que no se pueda resumir en un par de renglones.
-Convencer
al editor o ahorcarlo.
-Ir a
Júpiter si es necesario. Hacer lo imposible. Defender su idea.
Tener
la decencia de dudar. Preguntarse siempre si el tema aporta algo de valor para
la sociedad.
-Mantener
la independencia: nada vale más que eso.
-Es
legítimo que usted aspire a volverse millonario, pero preocupante que crea que
puede lograrlo a través del periodismo.
-Definir
sus prioridades. Como reportero necesita la independencia y la transparencia.
Este punto no es negociable.
-Procurar
tener siempre razones de peso para amar este oficio.
-------------------
Perfil del maestro
Alberto Salcedo Ramos es considerado uno de los mejores
periodistas narrativos de Latinoamérica. Es comunicador social y periodista.
Sus crónicas han aparecido en diversas revistas de Colombia, México, Perú,
Alemania, Ecuador, Venezuela, Francia, entre otras. Salcedo Ramos ha ganado,
entre otras distinciones, el Premio Internacional de Periodismo Rey de España,
el Premio Ortega y Gasset de Periodismo, el Premio a la Excelencia de la
Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), el Premio Nacional de Periodismo Simón
Bolívar (Colombia), entre otros. Salcedo Ramos es maestro de la Fundación
Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI.
****
50
consejos para un periodista
Por David
Brewer, Media Helping Media.
1. Es una vocación,
no un trabajo.
2. Se nace con
un sentido de noticias, no se puede enseñar.
3. Su deber es
examinar el poder ejecutivo y encender una linterna en lugares oscuros.
4. Todo el periodismo
debe ser de investigación (excavar donde otros no lo hacen) o testimonial
(informes sobre lo que puede ver y escuchar).
5. Usted está en
servicio 24 x 7.
6. No espere a
que le lleguen las historias, su trabajo es encontrarlas.
7. Su trabajo es
hacer preguntas, buscar información y desempolvar datos y luego entregar esos
datos a la audiencia de la manera más efectiva.
8. Viva su vida
por la siguiente regla: "si no hubiera sido usted, el mundo jamás se
hubiera enterado".
9. Siempre trabaje en una investigación propia y
llegue a algo original.
10.
No viva una vida dirigida por los cables.
11. No siga a la
competencia, su objetivo debe ser estar a la cabeza y encontrar sus propias
historias y puntos de vista.
12. Siempre
revise el último párrafo en un resplandeciente comunicado de prensa, pueden
haber despidos u otras malas noticias que pueden ser de mayor interés para su
audiencia.
13. Transmita y
publique para su audiencia, no para su propia gloria o la aprobación de sus
pares.
14. Atesore,
nutra y cuide sus contactos, no se deshaga fácilmente de ellos.
15. Aplique el
mismo rigor periodístico a aquellos con quienes usted está de acuerdo.
16.No tenga
favoritos.
17. No haga
tratos.
18.No acepte
regalos, la boleta terminará seguramente tocando a su puerta.
19.No haga
excepciones.
20.
Respete la privacidad.
21.Tome notas y
manténgalas a salvo.
22.
Mire detrás de usted cuando este volviendo sobre
sus propios pasos.
23.
Conozca bien sus datos.
24.
Conozca sus limitaciones.
25.
Revise y verifique nuevamente.
26.
Tenga cuidado de pensar que escribió lo que cree
que escribió.
27.
Siempre busque un segundo par de ojos para leer
su artículo, incluso si esa persona no es un periodista.
28.
Resista la presión de tener una buena introducción
o un titular sensacionalista si la historia es un poco floja en otra cosa.
29.
Deje una nota cuando vaya encubierto, por si
acaso.
30.
Lleve un diario de historias y vuelva a leerlo
después de tres meses, si la historia valió la pena de ser publicada,
probablemente es también digna de hacerle un seguimiento.
31.Guarde copias
de todos los correos electrónicos, mensajes de texto, fechas de llamadas de teléfono
y asegúrese de no botar nunca una libreta de notas.
32.
Confíe en sus instintos cuando investiga, pero
manténgase fiel a los datos cuando publique.
33.
Revise las calles laterales cuando hay un
incendio en la calle principal.
34.
Dese cuenta de que un político siempre tendrá un
guion.
35.
Tenga cuidado con aquellos a quienes les gustaría
verlo comprometido.
36.
Hágase cargo de sus intereses personales,
gustos, disgustos, sentimientos y creencias, que no tengan ningún impacto en su
periodismo equilibrado, imparcial y objetivo.
37.
No ponga en peligro a los entrevistados.
38.
Respete la propiedad intelectual, desde un
comentario hasta el contenido generado por usuarios y siempre dé el crédito
correspondiente.
39.
Nunca use el término “tendremos que esperar y
ver” o “el tiempo lo dirá” si no sabe cómo terminar una historia, no lo haga.
40.
Nunca diga “la víctima no ha sido nombrada”,
porque lo ha sido poco después de nacer, lo que usted quiere decir es “la policía
no ha dado a conocer el nombre de la víctima”.
41.Más de =
cantidad; encima de = altura.
42.
No use palabras largas cuando las palabras
cortas también funcionan.
43.
Evite sub cláusulas que pueden complicar y oscurecer
la información que está tratando de entregar.
44.
Transmita una sensación de urgencia sólo cuando
es apropiado y sea honesto y no magnifique la importancia de una historia si no
la merece.
45.
Nunca endulce con respeto si no se debe.
46.
La gente nunca se evacua, los edificios y los
intestinos si.
47.
Sea sensible al llamar a la puerta de las víctimas,
algunos querrán invitarlo a tomar una taza de té, mostrarle las fotos de la
familia y le pueden permitir que se lleve una con usted, en otras ocasiones le
echarán a los perros.
48.
Los rumores son útiles para buscar una potencial
historia, pero no son noticia hasta que sean verificados.
49.
Sea cuidadoso y asegúrese de que su trabajo está
bien hecho, pero no se tome demasiado tiempo para pulir, hay gente ahí fuera que
necesita saber acerca de los hechos que usted revelará.
50.
Siempre obtenga su ronda (tómese una copa en un
bar).
*****
Diez
mandamientos para aquél que desee escribir con estilo
Por Friedrich Nietzsche
1-
Lo que importa más es la vida: el estilo debe vivir.
2-
El estilo debe ser apropiado a tu persona, en función de una persona
determinada a la que quieres comunicar tu pensamiento.
3-
Antes de tomar la pluma, hay que saber exactamente cómo se expresaría de viva
voz lo que se tiene que decir. Escribir debe ser sólo una imitación.
4-
El escritor está lejos de poseer todos los medios del orador. Debe, pues,
inspirarse en una forma de discurso muy expresiva. Su reflejo escrito parecerá
de todos modos mucho más apagado que su modelo.
5-
La riqueza de la vida se traduce por la riqueza de los gestos. Hay que aprender
a considerar todo como un gesto: la longitud y la cesura de las frases, la
puntuación, las respiraciones; También la elección de las palabras, y la
sucesión de los argumentos.
6-
Cuidado con el período. Sólo tienen derecho a él aquellos que tienen la
respiración muy larga hablando. Para la mayor parte, el período es tan sólo una
afectación.
7-
El estilo debe mostrar que uno cree en sus pensamientos, no sólo que los
piensa, sino que los siente.
8-
Cuanto más abstracta es la verdad que se quiere enseñar, más importante es
hacer converger hacia ella todos los sentidos del lector.
9-
El tacto del buen prosista en la elección de sus medios consiste en aproximarse
a la poesía hasta rozarla, pero sin franquear jamás el límite que la
separa.
10-
No es sensato ni hábil privar al lector de sus refutaciones más fáciles; es muy
sensato y muy hábil, por el contrario, dejarle el cuidado de formular él mismo
la última palabra de nuestra sabiduría.
*****
Cómo
escribir
Por
David Randall
La
buena escritura tiene una serie de rasgos que la hace reconocible: es clara, fácil
de leer, emplea un lenguaje fresco, estimula y entretiene.
•Esforzarse
en construir frases absolutamente claras. Evitar el estilo y el lenguaje
intrincados.
•Considerar
cada información como algo nuevo e individual, es decir, no aplicar fórmulas
preestablecidas.
•Escribir
únicamente sobre lo que se sabe que es cierto.
•Prescindir
de lo abstracto y utilizar lo concreto.
•Toda
información y toda frase debe transmitir información desconocida, o bien
contribuir al desarrollo de la historia. Sino, suprimámosla.
•Tratar
por separado cada aspecto de una información.
•No
abusar de las citas. Aunque personalizan y dan inmediatez, el estilo más
adecuado para transmitir información suele ser el indirecto.
•Nunca
tener miedo de explicar las cosas. El lector puede no estar familiarizado con
las mismas cosas que el periodista.
-------------------
Consejos
para periodistas jóvenes
Por José Luis Orihuela
1.
Aprender a leer todo tipo de fuentes y a diseñar una buena dieta informativa:
"no te sientas culpable por dedicar los primeros 90 minutos de tu jornada
a tomar café y leer blogs, es tu trabajo".
2.
Aprender a emprender, que ya dijimos que se puede.
3.
Aprender a argumentar, desarrollar hipótesis, valorar evidencias y exponer
conclusiones, a semejanza del método científico y perfectamente aplicable a las
conversaciones en medios sociales.
4.
Aprender a trabajar con datos y estadísticas, para no terminar engrosando los
archivos de la mala prensa.
A
pesar de la crisis que atraviesa el sector, "deberíais estar orgullosos de
la profesión que habéis escogido".
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