Algo que a veces se
presenta como una posible conquista amorosa a través de un mensaje en las redes
sociales, que llega a través del teléfono celular, puede convertirse fácilmente
en una pesadilla, al descubrir que del otro lado no está la chica linda que uno
pensaba, sino un experto extorsionador. Aquí les explicamos en qué consiste la “sextorsión”
y cómo evitarla.
Por Jorge Julián Cortessi
El teléfono
celular es literalmente una extensión del cuerpo humano. Su gran utilidad trae
consigo la conexión al mundo a través de Internet, que a la par de ser beneficiosa
también representa un gran peligro, en
muchos casos por desconocimiento o exceso de confianza, o por la vulnerabilidad
del hombre ante el sexo.
Así
surge lo que muchos denominan como “la sextorsión”. Una problemática social que
va en aumento en el país y ante la cual la ciudad de Encarnación no es la excepción.
El
término “sextorsión” fue utilizado por primera vez en la prensa escrita en 1950,
en California, Estados Unidos.
Este
neologismo tiene su origen en el inglés sextortion,
una forma de explotación sexual, en la cual se chantajea a una persona por
medio de una imagen de sí misma desnuda, compartida a través de Internet
mediante el sexting.
El modo
en que actúan los extorsionadores es utilizando como fuente de primer contacto las
redes sociales en Internet, en su mayoría desde perfiles falsos, con
fotografías de mujeres voluptuosas, con datos de que siempre cumplen labores
supuestamente relacionadas a salones de belleza, masajes o dueñas de tiendas.
Una vez
aceptada la solicitud para entrar en contacto, empieza el intercambio de
mensajes, la consulta sobre la edad y comentarios como “ya eres grande, seguro
te gusta el sexo”. Una aprobación da lugar al pedido de una cuenta de Skype (servicio
de comunicación de video llamadas), para iniciar un contacto más directo.
La debilidad del hombre ante la tentación
Una vez
ganada la confianza de la víctima ante la tentadora imagen que aparece en
pantalla, donde se observa a una joven con poca ropa, viene el ofrecimiento de
mostrar más, a cambio de que la persona potencial victima también muestre
sus partes íntimas.
De
acuerdo con el tenor del intercambio de imágenes, la supuesta joven en cuestión
pide más, mostrando cada vez mas también, con un desnudo total, utilizando
objetos sexuales, dándose prácticamente una relación sexual virtual.
La
víctima, en desconocimiento de que el acto está siendo grabado para fines no muy amigables, accede y se
logra el objetivo principal: la captura de las imágenes en video de ese momento
íntimo.
La parte mala de la historia
Con el
objetivo logrado, el de captar las imágenes sugerentes, la víctima empieza a ser
coaccionada, chantajeada con la amenaza de que el video será publicado en las
redes sociales, o enviado en forma de mensaje a familiares del afectado. Para
entonces, el o la administradora del perfil falso ya ha logrado ser amigo
virtual de muchos de los amigos de la víctima.
Con la
desesperación de la víctima, por el gran perjuicio que esto pueda significar para
su vida personal familiar y social, se le exigen depósitos de importante cantidad
de dineros a una cuenta bancaria, con montos que oscilan entre 4.000 o hasta 20.000
dólares.
En
Ciudad del Este se dio un caso en que la víctima recibió la visita del extorsionador,
que le exigió la suma de 4.500 dólares.
Otro
método muy común consiste en ganar la confianza de la víctima y lograr el
intercambio de fotografías. En estos casos, el fin no siempre es la extorsión
económica, sino exigir mantener relaciones sexuales con el/la chantajista o la
persona que la misma elija, o producir
materiales con contenidos pornográficos u otras acciones.
Es
decir, el peligro que acecha desde la red de Internet no tiene que ver
necesariamente con la extorsión, que en castellano se suele usar únicamente
para chantajes de carácter económico, pero al calcarse del inglés ha
permanecido el término extorsión, por su fácil fusión con sex, y así se ha
comenzado a utilizar por los medios de comunicación.
¿Por
qué operan a través de Internet?
El chantaje se suele realizar por este medio, porque
asegura un cierto grado de anonimato al criminal.
Sergio
Polhmann, ingeniero informático, manifiesta de que por más que hoy ya nada se mantiene
totalmente anónimo en la red, no siempre se puede lograr dar con los
responsables.
Por
ejemplo, en el caso de víctimas en Encarnación, todas tuvieron contacto con
terminales de Internet en Francia y España, desde donde se hizo el contacto con
las víctimas.
Realizar
el rastreo del pago efectuado se vio complicado, debido a que se solicitó el
pago con el uso del Bitcoin, moneda virtual o digital, que sirve para
intercambiar bienes y servicios.
A
diferencia de otras monedas, el Bitcoin es una divisa electrónica que presenta
novedosas características y destaca por su eficiencia, seguridad y facilidad de
intercambio. Su mayor diferencia frente al resto de monedas es que se trata de
una moneda descentralizada, por lo que nadie la controla. No tiene un emisor
central, como los dólares o los euros, y es casi imposible su rastreo.
Las motivaciones de las víctimas
Jorge
Méndez, experto en comportamiento humano, explica por qué una persona, un
chico, un adolescente, tienen adhesión o se dejan hipnotizar por el sexo.
“Así
como lo sostenía Freud en su época, el sexo es sumamente tentador. Cumple el
mismo ciclo del sistema de recompensa a nivel neuronal, así como la comida o el
alcohol que provocan un estímulo del SNC (Sistema Nervioso Central), que es
denominado: placer. Entonces el sexo se gatilla por un lado desde el factor
biológico y por otro, a través de un factor social, que genera curiosidad,
donde se relaciona a lo prohibido, a lo que no se puede, al pudor. Traspasar
esa línea, mirar, hacer o contar lo prohibido es una transgresión y rebeldía
natural adolescente”, refiere.
El
profesional indica que “en estos chicos, luego de la exposición, aparece la vergüenza
y de ahí a la ridiculez, la baja estima y la humillación es un paso en caída
libre. Por eso hay tantos suicidios juveniles (aumentó un 80% en los últimos 10
años en jóvenes entre 12 y 17 años, datos de la OMS). Los chicos usan la
autoeliminación como una vía de escape y perfora a toda la comunidad”.
Las víctimas de sextorsión pueden ser:
-Menores
de edad o a adultos.
-Por
medio de imágenes obtenidas mediante webcam, email, mensajería instantánea,
teléfonos u otros dispositivos móviles: es decir, por todos los medios que
sirven para realizar sexting.
-Por
medio de imágenes obtenidas en el contexto de una relación sentimental.
-Con
objeto de un abuso sexual, una explotación pornográfica para uso privado, para
redes pedófilas o comercial, una extorsión económica o cualquier otro tipo de
coacción.
-Puntual
o continuada.
-Realizada
por conocidos, ex-amantes o personas desconocidas.
Las
consecuencias de la sextorsión más inmediatas son de tipo psicológico: ansiedad,
desasosiego, inquietud, pánico, humillación, aislamiento, depresión, falta de
autoestima; pero pueden llegar a ser fatales.
A quién recurrir
Hoy se
dispone de una Oficina de Delitos Informáticos en la sede de la Fiscalía.
Protección
Online recibe denuncias, pero no las puede procesar ni investigar caso por
caso.
Para
recurrir a la Unidad Especializada de Delitos Informáticos, el número de
contacto es el (021) 494-657.
También
la Unidad Especializada en Trata de Personas y Explotación Sexual en Niños,
Niñas y Adolescentes, teléfono: (021) 205-851.
Igualmente,
hay un servicio de Fono Ayuda, que se habilitó en forma gratuita para asesoría
y cualquier tipo de denuncias relacionadas a menores de edad.
Se
puede llamar al número 147 desde cualquier telefonía celular o línea baja.
Recomendaciones para no ser victimas
Una alternativa
es no generar imágenes de contenido sexual, ya que esta información también
puede ser viralizada luego de la pérdida de un teléfono móvil, entendiendo que
la protección de un celular se puede vulnerar fácilmente.
De la
misma forma, aseguran que es importante no descargar archivos desconocidos o
enlaces, porque al hacerlo se descarga un software que permite que el pirata
acceda a todo el contenido del usuario.
Otras
recomendaciones son las siguientes:
-No
aceptar solicitudes de amistad de personas extrañas,
-No
aceptar solicitudes de amistad de personas extranjeras (desconocidas),
-No
compartir ningún tipo de imagen de contenido sexual con nadie,
-No
aceptar enlaces de programas o aplicaciones de extraños, ya que puede ser una
puerta para un posible hackeo.
El
especialista recomienda que en el caso de que la extorsión ya se haya
presentado, la víctima no debe acceder a más chantajes porque el agresor
buscará generar más materiales para que la extorsión sea mayor, hasta llegar en
muchos casos a solicitudes de grandes cifras de dinero para "no
publicar" la información.
Además,
se debe recurrir rápidamente a una contención sicológica, una asistencia
profesional para enfrentar y sobrellevar la situación para el afectado, el
mismo que generalmente no cuenta nada hasta que su video o fotografía haya sido
publicada.
El abogado
Javier Rojas, del Departamento de Delitos Informáticos de la Fiscalía, destaca
que una de las principales razones del porque no se cuenta con estadísticas con
los hechos ya ocurridos a nivel local o nacional es porque las víctimas no
realizan las denuncias, o si está en condiciones prefieren pagar el importe
solicitado, permitiendo así que este tipo de delincuencia siga siendo una
amenaza virtual para todos.
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Jorge Julián
Cortessi es un destacado
profesional de la radio y televisión, también alumno de Ciencias de la
Comunicación, tratando de terminar la carrera, dentro del tiempo que le dejan
sus múltiples oficios. Cuando se lo propone, es un sagaz periodista investigador
que no teme abordar temas polémicos. También le gusta organizar asados con sus
amigos, cantar con la guitarra y promocionar los exquisitos licores artesanales
de su Yegros natal.