viernes, 19 de octubre de 2018

Encarnación, la ciudad que se enfrentó a dos ciclones


En los últimos años, Encarnación se ha convertido en la ciudad turística por excelencia. Veraneantes del país y el extranjero visitan la Perla del Sur, que ofrece muchas opciones quienes la quieran conocer. Pero, ¿saben de sus inicios, de sus momentos de sufrimiento? Conozcamos la historia de los dos ciclones que golpearon a esta ciudad mágica.

Por Pabla Yammil Bareiro



El primer ciclón: 20 de septiembre de 1926

Muchos años antes de convertirse en una ciudad turística tuvo que enfrentar una de las peores catástrofes naturales. Un fuerte viento, acompañado de los golpes de potentes olas del caudaloso rio Paraná, resonaban en los oídos de todos los encarnacenos, aproximadamente a las 18:30 horas del 20 de septiembre de 1926, cuando un ciclón arrasó con toda la zona ribereña.
La Villa Baja, luego conocida como la Zona Baja de Encarnación, era el centro comercial más grande de la ciudad.
Los vendedores llegaban desde distintos puntos del departamento de Itapúa para ofrecer sus productos a los comerciantes. Nadie hubiera imaginado que los días de dicha y júbilo, de risas y felicidad, se iban a ver manchados por la sombra fría y oscura de la muerte.
El río Paraná y su bello paisaje era el orgullo de la ciudad, pero en ese día se convirtió en el peor enemigo.
Esa tardecita caía una fuerte lluvia y desde el medio del río comenzaron a formarse unos potentes torbellinos que llegaron destruyendo todo a su paso. Casas, comercios, escuelas, iglesias, parques… todo quedaba en ruinas y miles de personas quedaron enterradas bajo los escombros.
El fuerte ciclón de 1926 duró solo unos minutos, pero fue suficiente para causar más de 400 muertes, miles de heridos y que prácticamente toda una ciudad sea arrasada.



Los “eternos amigos de Encarnación”

Juan Pedotti fue un valiente y humilde trabajador que desconectó la red de energía eléctrica, ya que se encontraban numerosos cables con corriente que ponían en riesgo la vida de los sobrevivientes y de las personas que llegaron a ayudar. En su heroica hazaña, Juan perdió la vida, al recibir una descarga con cientos de voltios.
Verdaderos héroes en momentos difíciles, el sacerdote José Kreusser, en compañía de Jorge Memmel y de otra persona, abordaron una canoa y remaron incansablemente en medio del vendaval, cruzando el embravecido río Paraná hasta la vecina ciudad de Posadas, Argentina, en busca de apoyo para socorrer a los miles de heridos a causa del ciclón.   
Los hermanos argentinos y los valientes rescatistas que llegaron desde todos los puntos del país, se convirtieron en los “eternos amigos” de esta ciudad, ya que gracias a ellos se lograron salvar numerosas vidas. Se necesitarían cientos de páginas para homenajear a estos héroes sin capas.


El resurgir de las cenizas

Transcurrieron varios años para que Encarnación se reponga de aquella gran tragedia, pero las fuerzas acumuladas y el constante trabajo de toda la comunidad convirtieron nuevamente a la ciudad en la niña bonita que todos amaban.

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El segundo ciclón: 3 de diciembre de 1973

En esta fecha se firmó el Tratado de Yacyretá. Dos generales presidentes, el paraguayo Alfredo Stroessner y el argentino Juan Domingo Perón abrieron para construir una gran represa hidroeléctrica en la zona de la isla Yacyretá -nombre guaraní que significa “lugar donde la Luna brilla”, en aguas del rio Paraná.
En julio de 1997 se inauguraba oficialmente la gran obra hidroeléctrica.
Nuevamente la ciudad de Encarnación y gran parte del departamento de Itapúa eran el blanco de las trasformaciones.
El embalse de las aguas represadas por Yacyretá crecía más y más cada día y bajo esas aguas del río Paraná que iban aumentando de nivel en altura, poco a poco la emblemática Zona Baja encarnacena volvía a desaparecer.
Centenares de familias debieron iniciar una nueva etapa, dejar sus lugares de origen y migrar a los diversos asentamientos y conjuntos construidos por la Entidad Binacional, ya que cuando la represe llegue a su cota máxima, toda la zona baja quedaría inundada.
Para los encarnacenos se volvió un cuadro cotidiano ver a las familias extraer sacar con  baldes las aguas que inundaban paulatinamente sus hogares, caminar por sus calles y encontrarse a los niños jugando en las canchitas ubicadas entre los comercios, sucios y llenos de lodo, ya que los lugares de  recreación infantil o comunitario iban siendo cubiertos por los múltiples escombros que dejaban las enormes maquinarias que día y noche trabajaban para lograr la famosísima “transformación”, que nadie imaginaba como sería.  
Transcurrieron los años y Yacyretá inició la relocalización. Empezó el éxodo desde la Zona Baja. Muchas personas, aferradas a sus recuerdos más queridos, se negaban a salir, atrincherándose en sus últimos refugios como en un campo de batalla, buscan retardar algo que sabían ya era inevitable.
Entre los años 2010 y 2011 ya no quedaban locales comerciales ni personas residiendo en la vieja zona ribereña. 
Solo había calles desoladas, casas y comercios vacíos, junto a miles de historias que hasta el día de hoy todavía resuenan en los oídos de todo aquel que conoció la Zona Baja encarnacena.  




¿Por qué dos ciclones…?

Porque ambos acontecimientos marcaron un antes y un después para la ciudad de Encarnación.
El primero, el ciclón de 1926, fue un azote de la naturaleza.
El segundo ciclón, que se inició en 1973 fue producido por el ser humano.  
Aunque hoy Encarnación es considerada una de las ciudades más bellas de todo el Paraguay, hay una famosa frase que encaja perfectamente en este escrito: “La belleza duele”.
Y los habitantes  de la Perla del Sur lo sabemos muy bien.


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Pabla Florencia Yammil Bareiro Cuadra nació en Encarnación el 6 de julio de 1997, tiene actualmente 21 años, es estudiante del tercer año de la carrera de Ciencias de la Comunicación, con énfasis en Periodismo, de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad Católica Campus Itapúa. Trabaja como productora de prensa del canal de televisión Sur TV. En sus ratos libres le gusta actuar, bailar y hacer turismo interno.

jueves, 18 de octubre de 2018

El desafío de hacer teatro en la Perla del Sur



En Encarnación se lleva a cabo desde el 2013 el único Festival de Teatro Internacional del país, en donde participan representantes nacionales y de países sudamericanos como Perú, Chile, Colombia, Uruguay y Argentina. La representación escénica expresada por excelentes artistas en una ciudad colmada y caracterizada por una gran diversidad cultural. Esta es la historia del arte teatral en la capital de Itapúa.


Por Sonia Carolina Melgarejo (Peque)

La ciudad de Encarnación es conocida por ofrecer muchos atractivos turísticos en diferentes ámbitos: carnaval, conciertos de música, eventos deportivos, ferias de libros, fiestas folclóricas, desfiles de moda, exhibición de autos antiguos. Además de todas estas actividades se encuentra el mágico mundo del teatro, que a través del tiempo se fue posicionando y fortaleciendo, con la creación de varios elencos independientes e institucionales.
El teatro en Encarnación tuvo gran éxito desde la década de los 40 aproximadamente cuando un grupo de jóvenes miembros del Club Itapúa creó un grupo teatral denominado Elenco de Dramas y Comedias del Club Itapúa, conformado por distinguidas damas de la sociedad encarnacena y por socios del club. Presentaron más de 7 obras (La Marca de Fuego de Arturo Alcina, El soldado de San Marcial, El rosal de las Ruinas de Velisario Roldan, y comedias como El Médico a Palos de Moliere, entre otras) recorriendo el país y también llevándolas al exterior.
En 1959 también estaba en actividad el elenco teatral juvenil de la Escuela Normal de Profesores N° 4 Clementina Irrazabal, que presentaron la obra Ha entrado una mujer” del argentino Enrique Suarez de Deza, en el Cine Teatro Ideal.
En la década de los 60 existía una Compañía Teatral Estudiantil Encarnacena “Aníbal y Nidia Romero” dirigida por Nidia Sanabria de Romero y Antonio Romero, que durante dos años brindó obras como Arévalo en el Cine Teatro Ideal de Encarnación.
En 1993 se formó el Arte Taller de Teatro Experimental, elenco que presentaba obras en el patio de la ex Casa de la Cultura.
Varios fueron los exponentes que se preparaban para realizar las obras de teatro en la ciudad, como Cesar Duba, Alberto Del Valle, Javier Coronel, Jorge Hrisuk, Olga Gómez Crosta, entre otros.


 ¿Cómo resurge el teatro en Encarnación?

En 2009, un grupo de personas soñadoras, luego de participar de un Seminario Taller de Teatro, demostrando una misma pasión, se reúnen con la idea de hacer resurgir esta disciplina artística, y proponen constituir el primer elenco de teatro independiente, pues en esa época se había dejado de lado esta forma de expresión en la ciudad.
Los participantes deciden aceptar el compromiso de conformar el Elenco de Teatro ROCEMI el 9 de septiembre de 2009, con el anhelo de fomentar la actuación en la comunidad.
A partir de la apertura del elenco han pasado por casting o pruebas de actuación más de 200 jóvenes, muchos de los cuales tuvieron experiencias representativas que los animó a seguir con esta pasión por el arte escénico.


Los festivales anuales de teatro

En 2014, luego de años de arduo trabajo y como fruto de la excelente receptividad y participación del teatro en la ciudad, después de haberse conformado varios elencos más -Instituto de Arte, Centro Cultural de Arte (CEMA), Py andýi de la Universidad Autónoma de Encarnación (Unae), Elenco de la Universidad Nacional de Itapúa (UNI) y los Blancos-, el elenco ROCEMI, en la persona de su presidenta y fundadora, Patricia Elizabeth Britez, proyecta, organiza y ejecuta Los Festivales de Teatro en la Perla del Sur, el evento teatral más grande en el sur del país.
Anualmente, durante los primeros quince días del mes de abril, la magia del teatro se apodera de la Perla del Sur, uniendo a elencos, compañías teatrales, actores y artistas de diferentes disciplinas y países de América; cada uno demostrando su talento, sus costumbres, sus tradiciones y creencias.

-En el 2013 se realizó el denominado I Festival de Teatro Encarnaceno “Camino a los 400 años de fundación de la Ciudad de Encarnación”  y por el Día Mundial del Teatro.

-En el 2015, el II Festival Regional de Teatro, con el lema “Creando Lazos”

-En el 2016, el III Festival Internacional de Teatro - Encarnación 2016.

-En el 2017, el IV Festival Internacional de Teatro - Encarnación 2017, con el lema “Cada obra es un viaje inolvidable en el universo del Teatro”.

-En el 2018, el V Festival Internacional de Teatro – Encarnación, con el lema “Arte para la Inclusión y la Interculturalidad”.

Cada año van participando más artistas de todas las disciplinas, incluyendo música, danzas, artes plásticas y artes visuales.
Es así como, a pesar delas dificultades y de la necesidad de más apoyo del público y de las instituciones oficiales y privadas, el teatro encarnaceno camina firme hacia un futuro cada vez mas próspero para esta disciplina artística, que sin dudas está ganando su espacio entre los atractivos turísticos de la ciudad, para convertirse con el tiempo en el destino obligado de los amantes de este bello arte.

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Sonia Carolina Melgarejo Acosta, más conocida como Peque en el ámbito artístico, es actriz del Elenco Independiente ROCEMI de Encarnación. Cursa el primer año de la carrera profesional actoral en la Academia Integral de Arte Rocemi, es animadora infantil con más de 100 animaciones en eventos sociales y cumpleaños infantiles. Cursa el tercer año de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Católica de Itapúa. En sus ratos libres baila y escribe pensamientos y futuras letras para canciones infantiles. Uno de sus anhelos es producir y dirigir un programa infantil enfocado al arte y dar oportunidad a aquellos niños/as que sienten que no son escuchados.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Cómo entender el dilema de las notas reversales de Yacyretá






Por Tamara Dietze Reckziegel

Para entender cuáles son los aspectos positivos y negativos de las cuestionadas notas reversales de la Entidad Binacional Yacyreta (EBY), primeramente es necesario comprender a qué se refieren las mismas, por lo cual a continuación presentamos un ejemplo sencillo, elaborado por el abogado, historiador y dirigente político liberal Eduardo Nakayama, en donde se explica de modo didáctico lo que sucede con Argentina y Paraguay y el proyecto del Brazo Aña Cuá de la obra hidroeléctrica:

YACYRETÁ EN TÉRMINOS SENCILLOS

Platero (ARG) y Aguayo (PAR) son dos vecinos que toman mate y un día deciden emprender un negocio,  juntos (Yacyretá), donde acuerdan comprar un automóvil para explotarlo como taxi.
Ambos aportarán combustible (el río Paraná), Aguayo cederá prácticamente todo el lugar para la parada (80% del territorio inundado), pero había que comprar el vehículo (la represa) que costaba 20.000 dólares.
Como Aguayo no tenía los 10.000 dólares de su parte y a Platero le urgía cerrar el negocio, propuso aportar ese dinero imponiendo algunas “condiciones”.
Entre estas “condiciones” se acuerda que de los 365 días que dura el año, Platero explotará el taxi por 350, mientras que Aguayo sólo lo hará por 15; sin embargo, tanto el valor del vehículo como sus mantenimientos y demás, deben ser pagados por partes iguales.
Después de 30 años, Platero quiere ampliar el negocio comprando otro taxi (Aña Cuá) pero antes quiere acordar similares “condiciones” que aquellas, aclarando que la vieja deuda de 10.000 dólares con los intereses por el primer auto hoy está en 40.000 dólares.
Platero plantea a Aguayo hacerle una “quita” de los intereses dejándole la deuda en 10.000 dólares, pero exige a cambio cerrar trato para comprar el segundo taxi, que reconozca las viejas deudas, asuma las nuevas y además, que el nuevo taxi (Aña Cua) sea explotado en beneficio exclusivo de Platero los 365 días del año.
Por supuesto, nada dice Platero de los descomunales beneficios que obtuvo durante todos estos años y que jamás se repartieron por partes iguales, pero aun así hay otro problema todavía más grave: el pobre Aguayo contrata los servicios de unos abogados (el gobierno y los parlamentarios) que en vez de defender sus intereses, los entrega vilmente a Platero, su contraparte.

Eduardo Nakayama


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Para entender mejor…

Investigadores, técnicos e ingenieros no tardaron en realizar varios análisis referentes a las notas reversales, de acuerdo a sus especialidades.
Estos análisis permiten aclarar el panorama a la ciudadanía para distinguir los efectos positivos y negativos, en el caso de llevarse a cabo el proyecto.
Desde el gobierno se efectuó una síntesis del caso, rescatando los aspectos positivos y negativos del acuerdo y sobre todo sus consecuencias, que son presentadas a continuación:

Aspectos Positivos
Aspectos Negativos
Por primera vez la binacional será previsible y se ordenarán las cuentas.
Se entregó la soberanía energética con un mal acuerdo.
Las compensaciones las pagará la EBY.
Argentina no pagara la indemnización por territorio inundado porque es un mal pagador.
Desde setiembre del 2019 la ANDE podrá disponer del 50%  de la energía producida por Yacyretá.
Paraguay no tiene libre disponibilidad de energía.
Argentina solo reclamará el aporte y se eliminaran todos los intereses, se suprimirá el concepto de deuda financiera y se devolverá el capital aportado para la obra.
La deuda no existe porque el tratado habla de aporte no de préstamo.
Brazo Aña Cua debe continuar la mayor generación de energía aumenta el flujo de pago de la deuda.
Brazo Aña Cua debe parar porque la línea histórica de negociación era cero obras hasta saldar la deuda.
 

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Tamara Pamela Dietze Reckziegel nació el 1 de mayo de 1997 en la ciudad de Hohenau. Sus estudios primarios y secundarios los cursó en el Colegio Privado del Internado Evangélico de la misma ciudad. Estudió violín, guitarra y lenguaje musical en el Conservatorio de Música Concordia. Actualmente cursa el tercer año de la carrera de Ciencias de la Comunicación.

martes, 16 de octubre de 2018

Los olvidados pueblos del Ferrocarril reviven con la Ruta 8





Por Pamela Díaz

Antes de que existieran las principales rutas del país, como la número 1 Mariscal Francisco Solano López y la número 2 Mariscal José Félix Estigarribia, entre otras, existía la Ruta del Ferrocarril, denominada de tal forma por ser el ferri o tren el principal medio de transporte, desde la época de Don Carlos Antonio López.
Esta ruta permitía a los habitantes del interior del país realizar viajes hasta las ciudades de Encarnación y Asunción principalmente, siendo además tránsito para incluso cruzar la frontera, debido al auge de la emigración a causa de la desigualdad y falta de trabajo en las regiones rurales.
La ruta ferroviaria transitaba por los rieles y cruzaba los históricos pueblos y ciudades del interior del Paraguay, como por ejemplo: Pirayú, Sapucai, General Bernardino Caballero, Coronel Martínez, Tebicuary, Yuty, Salistre cué, entre otras.
Durante el periodo de gobierno estronista, que en sus últimos años vio nacer varias rutas y carreteras nacionales, las cuales casi todas alcanzaron la tan deseada capa asfáltica, permitió que los habitantes tuvieran mayor movilidad. 
Sin embargo, la región centro sur del país, abarcada por pueblos aledaños a la Ruta del Ferrocarril, se vio marginada durante el gobierno de Alfredo Stroessner, debido a diferencias políticas y mal relacionamiento con Epifanio Méndez Fleitas, reconocido músico y caudillo anti estronista oriundo de San Pedro del Paraná. 
Al igual que este artista y político, por la zona merodeaba Regino Vigo, un bandolero social que alcanzó la fama mientras que se encontraba en el gobierno Higinio Morínigo (1940-1947), y quien de la historia, pasó a formar parte de la leyenda. A continuación se presenta el contexto histórico.

Epifanio Méndez Fleitas con Augusto Roa Bastos. Libro sobre Regino Vigo.

Enemigos en la competencia

Epifanio Méndez Fleitas fue un hábil político, poeta, escritor, músico y compositor nacido en la compañía San Solano, San Pedro del Paraná. En el campo de la política fue aliado del Gral. Alfredo Stroessner hasta la conspiración del año 1954, cuando, a raíz de un golpe de Estado, Stroessner asume la presidencia de la República. Los conocidos comentan que en realidad Epifanio Méndez Fleitas era a quien debía adjudicársele ese primer puesto, debido al cargo antecedente que ocupó en la administración pública al ser jefe de la Policía entre 1949 y 1952. Pero como Stroessner comenzaba a encantarse con el primer lugar, su socio continuó como presidente del Banco Central del Paraguay, ente del cual se encargó desde 1952 hasta 1955.
Por su carácter fuerte y decidido, habilidad política y poder de convencimiento, y además de destacarse como proyector y promotor de los músicos paraguayos, Méndez Fleitas comenzaba a significar un peligro inminente para Stroessner, quien temía que lo sacara del poder.
Por tanto, a partir de 1957 comenzó a disolver el Parlamento y despidió a todos los colorados y liberales, apresando a unos cuantos, exiliando a otros tantos, y entre éstos últimos se encontraba el originario de San Pedro del Paraná. Con Epifanio Méndez Fleitas en el exilio, y el principio de lo que finalmente serían 35 años de dictadura stronista, inició la hostil venganza contra el pueblo natal de Méndez Fleitas, que terminaría afectando también a localidades cercanas.
Habitantes de San Pedro del Paraná y pueblos aledaños quedaron postergados en el tiempo, sumándole una desgracia más a una zona marginada por la desigualdad y la injusticia social.
Stroessner, a partir de 1957, desarrolló la creación de la Ruta 1 hasta la perla del Sur, la ciudad de Encarnación; y la extensión de la ruta nacional número 7 hasta Ciudad del Este. Dichas obras viales dieron más vida a la región, quedando relegada la zona de la Ruta del Ferrocarril.

¿Quién fue Regino Vigo?

Misterioso personaje sampedrano, que según periodistas e historiadores influyó en la marginación de la zona por parte del gobierno stronista. Se creía que tenía poderes mágicos, debido a su increíble astucia para sortear obstáculos. Pero no era más que un cuatrero, jefe de una gavilla con los que realizaban abigeatos y asaltos en la zona de Misiones, Argentina y entre Itapúa y Caazapá. Se congraciaba con la gente repartiendo lo que hurtaba. Cuentan que fue un hábil ladrón y asesino, secuestraba y violaba a mujeres, y las mantenía en sus lugares de escondite.
Según cuenta el antropólogo Hugo Oddone en su libro “¿VIVE VIGO?, el Teniente Regino Vigo, héroe de la Guerra del Chaco, quien conocía desde su infancia las duras condiciones de vida en el campo y de las arbitrariedades de la autoridad política; luego de una injusticia cometida en su contra, se volvió un lobo gregario y aguerrido jefe de una manada bravía, a quien las balas rozaban sin rasgar su carne, aquel que se vuelve invisible para eludir al “enemigo”.
Sale así de las páginas de la historia para ser, no el héroe de las cien batallas, sino el personaje de una mitología popular perdurable en la memoria colectiva y multiplicada en cada época cuyo marco de realidades sociales, económicas y políticas son similares a las de su época y andanzas.
Se cuentan anécdotas como: “Regino Vigo y su pareja se encontraban a caballo, con armas parapiti y escoltas de su grupo los seguían. Un día se toparon con un padre de familia, a quien indicó que no comentara con nadie que se habían cruzado en el camino”.


Pobreza y desigualdad

En el contexto histórico, a pesar de la marginación política, social y cultural, debido al aislamiento por la falta de caminos y la desigualdad social, los pueblos continuaron su desarrollo en torno a la ruta del ferrocarril. Los habitantes se dedicaban a la agricultura, que si bien era pobre, servía de sustento.
Los más antiguos pueblos del Paraguay quedaron en el olvido, y varios de sus habitantes en busca de nuevos horizontes a causa de la crisis económica, emigraban hacia las ciudades de Encarnación y a Buenos Aires, capital federal de la Argentina, donde asentaron sus nuevas raíces.
La ruta del ferrocarril desaparece finalmente en el año 1994, no obstante, existían colectivos, pero circulaban con mucha precariedad. La ruta de tierra roja, que empezaba a utilizarse más a menudo era el pan de cada día de chóferes y pasajeros de las empresas de transporte.

La Ruta 8 saca a los pueblos del olvido

Esta consecuencia perduró hasta el 2008, cuando por obra del destino, las reglas del juego se trasladaron hacia el bando contrario. El Partido Colorado, luego de 60 años en el poder, pierde la carrera ante un eminente nuevo líder: Fernando Lugo. Un sampedrano como presidente de la República del Paraguay.
Parte de la región resurgió. La ciudad natal del entonces nuevo presidente volvió a la superficie con la alternancia. El mismo, resultando ser un sobrino del considerado pro-hombre, Epifanio Méndez Fleitas, hijo predilecto de San Pedro del Paraná.
Cabe mencionar que si bien, las obras de asfaltado de la ruta nacional número 8 Doctor Blas Garay, en el tramo Caazapá - Coronel Bogado, habían comenzado durante el gobierno de Nicanor Duarte Frutos (2003-2008), por otras razones quedaron varadas. Hasta que, mediante la alternancia, se reiniciaron los trabajos viales en una primera parte del tramo conformado desde la ciudad de Coronel Bogado (Itapúa), hasta la entrada del Distrito de Yuty (Caazapá).

La obra avanza durante el gobierno de Cartes

A pesar de los hechos negativos y fraudulentos ocurridos en el país durante el  gobierno de un afamado y polémico presidente, Horacio Cartes, es innegable el legado que aportó durante su periodo gubernamental como encargado de la primera cartera del Poder Ejecutivo.
Durante su mandato, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones retomó las obras de pavimentación y colocación de la capa asfáltica sobre la Ruta Nacional número 8, en el tramo restante desde la ciudad de Yuty, pasando por las localidades de Fulgencio Yegros, Moisés S. Bertoni, Coronel Maciel, hasta la capital del Departamento, Caazapá.
Las obras se encuentran en su etapa final, cuyo resultado pertenece a una empresa coreana que había obtenido la licitación por parte del MOPC. El majestuoso puente de hormigón armado sobre el conocido Río Pirapó reluce de novedad y conecta con mayor facilidad a los vecinos de las ciudades de San Francisco de Yuty y Fulgencio Yegros.
El deseo de todos los que habitan el Paraguay, nación llena de riqueza cultural, con sus pueblos originarios, sus colectividades y sus habitantes originarios de la tierra que habla el dulce idioma guaraní, es igual en magnitud y temporalidad, que alguna vez suceda la verdadera evolución social, intelectual y artística para que este territorio pueda volverse a lo largo y a lo ancho de sus kilómetros cuadrados, una tierra donde lo prometido sí se cumple y los paraguayos alcanzan sus ideales.

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Pamela Díaz es estudiante del tercer año de la carrera Ciencias de la Comunicación, con énfasis en Periodismo, en la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas, de la Universidad Católica "Nuestra Señora de la Asunción" Campus Itapúa. Se siente interesada por la producción de contenidos y todo lo referente a los medios de comunicación. En sus ratos libres observa contenidos digitales en la plataforma YouTube. Le gusta la historia, la filosofía, y las ciencias relacionadas a la comunicación; asimismo, las artes, la interpretación musical y la actuación teatral y televisiva.

La represa que desalojó a los Mbya Guaraní de la Isla Yacyretá



El pueblo Mby’a Guaraní habitaba desde tiempos ancestrales la paradisiaca Isla Yacyretá, en el río Paraná –la misma isla a la que el dictador Alfredo Stroessner acostumbraba ir a pescar-, hasta que se proyectó construir una represa hidroeléctrica en los años 70 y los antiguos habitantes fueron desalojados, empujados a deambular en busca de un nuevo lugar. El poeta Mbya Guaraní, docente y escritor Brígido Bogado, estudiante de periodismo, miembro de la comunidad Pindó de San Cosme y Damián, formada por los expulsados de la isla, relata esta historia poco conocida, con su estilo genuino, comprometido y mágico.


Por Brígido Bogado

En la década de los ’70, los gobiernos de Paraguay y de la Argentina, empezaron las tratativas para la construcción de una represa, con el fin de generar electricidad y “traer el progreso” a ambos países.
Con el tiempo se fue avanzando en los pormenores de la represa, una obra de tal magnitud requería de mucha inversión, pero el beneficio sería cuantioso solo para los hombres fuertes del momento y sus allegados. ¿Y del pueblo qué? ¿Del Mbya de la Isla Yacyreta, qué…? “¡Solo son indios!”
El pueblo indígena, en ese tiempo, no era sujeto de derecho.
El presidente Carlos Antonio López (1792-1862) había derogado la Ley por la que se otorgaba el reconocimiento del indígena y sus derechos y obligaciones, que había sido otorgado tras la Independencia por el Supremo Dictador, doctor José Gaspar Rodríguez de Francia (1766-1840).
Así desaparecía toda Ley que protegía a los pueblos indígenas. Recién en 1981 se volvió a reconocer al indígena con la Ley 904/81 – Estatuto de las Comunidades Indígenas, promulgada por el general Alfredo Stroessner, no por buena voluntad, ni por el sentido de humanidad, sino por presión de la comunidad internacional y en especial de los Estados Unidos, con la amenaza de sacarle apoyo económico, en especial el programa “Alianza para el progreso”. Esto ocurrió también por haberse hecho público la matanza de hombres, con secuestro de mujeres y niños, del pueblo nativo Aché en Canindeyu.
El pueblo Aché no quería abandonar sus tierras ancestrales y “alguien poderoso” lo quería.

Isla Yacyretá, al atardecer.
La expulsión de los Mbya

Cuando comenzaron los trabajos en la Isla Yacyretá, ubicada en medio del río Paraná, simplemente se les dijo a los Mbya que habitaban allí, que deberían salir de la isla, ya que el agua iba a subir y todo iba a quedarse inundado. Ni eran personas autorizadas por el gobierno, ni por la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), eran simplemente mandados que debían convencerlos, darles miedo.
Los antiguos moradores recuerdan que al principio la gente se resistía a salir, pero después empezaron a invadir el lugar los trabajadores y mucha gente no indígena, con sus grandes maquinarias y causando muchas explosiones.
Como una forma de protección y de resistencia, los Mbya no abandonaron el lugar. Querían buscar otros lugares más alejados dentro de la isla, pero ya no tenían a donde irse.
Estaban rodeados de agua.
Entonces, finalmente salieron y muchos se asentaron en los alrededores de Ayolas y otros lugares.
En esos nuevos sitios trataron de seguir manteniendo su sistema de vida.
Después de muchas vidas y generaciones, de un día para otro, a los Mbyá se les terminó la vida feliz en la Isla Yacyretá.
Tuvieron que dejar la rica historia de los Tamoi y de las Jaryi. Dejaron sus cultivos, su cementerio, la abundancia de los peces y los animales silvestres, que son los elementos esenciales para el teko porä y el teko añete.
Los antiguos pobladores recuerdan, con mucha tristeza haber abandonado el lugar llamado Mba´e pu porä, que es como un pequeño cerro en donde dicen moran las almas de los ancestros. Son quienes llevaron una vida ejemplar, que cuando se había ido Ñande Ru Tenondé les permitió quedarse en esa zona, para la protección de las familias Mbya.
Si se escucha con atención, cuenta nuestra gente, se puede oir la música ancestral, especialmente en las tardecitas o a la hora del alba. También cuando hay amenaza de una tormenta, ellos se manifiestan desde ese lugar.
 
Los Mby'a de la comunidad Pindó, en San Cosme y San Damián.
Deambulando en busca de un lugar

Luego de la salida forzada de las familias Mbya de la Isla Yacyretá, deambularon durante cerca de cinco años cerca de Ayolas, San Ignacio, Santa Rosa, Santiago y otros lugares hacia Coronel Bogado, por un interés de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), a través de su Equipo Nacional de Misiones, que buscaba un acercamiento a las comunidades Indígenas, llevar algo de esperanza y resolver las cuestiones de tierra, que en ese tiempo eran muchas.
Este Equipo estaba integrado por sacerdotes, religiosos, trabajadores sociales y juristas compenetrados y comprometidos por la causa indígena. Ellos hicieron que fuera posible juntar a las familias dispersas de la Isla.
Después de mucho trabajo, entre censos, reuniones, idas y venidas a Asunción, se solicitó al INDI (Instituto Nacional del Indígena) y otras instituciones el apoyo y la intervención para la restitución, aunque sea en parte de las tierras perdidas en la Isla Yacyretá, unas 60.000 Hectáreas.
Después de cinco años, más o menos, se logró demostrar mediante los trabajos de este equipo que estas familias habían salido de la Isla Yacyreta, y que tuvieron que abandonar sus teko’a por causa de la construcción de la represa, que al principio la EBY se negó a reconocer, pero al final tuvieron que aceptar la situación.
Así se reconoció a unas 28 familias Mbya para la relocalización. Sus integrantes buscaron lugares ancestrales en donde ubicarse. Al principio la EBY les ofreció lugares muy lejanos a su habitat de antaño, pero ellos no aceptaron.
Según la Ley N° 904/81, la cantidad mínima para una familia indígena, en la Región Oriental, es de 20 hectáreas, pero la EBY sólo compró 425 hectáreas para las 28 familias, muchos menos de lo que la Ley establece.
Finalmente, las familias Mbya aceptaron las tierras ofrecidas, aunque perdieron sus habitat natural, cargado de peces, animales sivestres, miel, etc. En el nuevo teko’a, si querían vivir, tenían que meterse en la agricultura para asegurar el consumo y vender el excedente.
Después de ubicarse las familias Mbya en la nueva tierra, la EBY les asistió solo por un tiempo de tres años, porque decían que luego se acabó el programa de ayuda.
Más o menos después de 10 años se consiguió que se construyeran unas 28 viviendas para las familias y no hace mucho que la comunidad cuenta con agua potable y con el servicio de energía eléctrica, que además cada familia debe pagar.
La pregunta es: ¿qué progreso ha traído la represa de Yacyretá al pueblo Mbya?
¿En qué mejoró el pueblo Mbya su calidad de vida?
El pueblo Mbya no necesitaba ni aún hoy el desarrollo y el progreso como lo entienden los blancos.
En la tierra privilegiada de los Mbya, se ha construido la represa de Yacyreta. Jamás se les ha consulado si estaban de acuerdo o no, según lo establece la Ley.
¿Para qué…?
Si apenas son personas.



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Brígido Bogado es docente, escritor y poeta indígena guaraní, miembro de la Comunidad Indígena Pindó de San Cosme y Damián. Estudia la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Católica de Itapúa, en Encarnación, hasta donde se traslada desde su comunidad para asistir a clases.