Por Lucas Toledo
Todo se inició cuando familiares del estudiante
universitario Horacio David Alejandro Verón Báez (28) denunciaron ante la
Policía Nacional la desaparición del joven el pasado sábado 27 de abril.
Horacio planeaba viajar el miércoles 24 a Asunción para
participar de una manifestación ciudadana, pero desde esa fecha perdieron
contacto con él y decidieron realizar la denuncia en la Comisaría Segunda de
Encarnación.
La desesperación se apoderó de los parientes cuando agentes
de la Comisaría 66 del barrio Itá Paso avisaron en la noche del jueves 25 que
habían encontrado una motocicleta abandonada al costado de un bosque, en el
barrio Los Arrabales. Se confirmó que la moto pertenecía a Horacio David.
“Tras la denuncia de la desaparición de este joven,
impartimos orden de captura por la Red Penca de la Policía e inmediatamente nos
avisaron que en la Comisaría 66 se encontraba depositada una motocicleta
abandonada” nos dijo el suboficial de Policía Julio Cantero. Agregó que
manejaban varias hipótesis sobre el caso, pero aún se encontraban en plena
tarea investigativa.
Pasaron las horas y los días, y la desesperación era cada
vez mayor entre los familiares, amigos y compañeros de Horacio. La mayoría de
los medios de comunicación publicaban noticias sobre el caso y solicitaban
cualquier dato acerca del joven estudiante. No faltaron personas que en las
redes sociales en Internet postearon acerca de un supuesto hallazgo del cuerpo
sin vida de del joven, el domingo 28, pero la esta información fue desmentida
por la agente fiscal Lorena Catelvi, encargada de la investigación.
“Estamos siguiendo las pistas aportadas por los familiares
de Horacio. Un ex compañero suyo afirma haberlo visto caminando por el centro
de Encarnación, por esa razón decidimos verificar y dar seguimiento a las
cámaras de seguridad del Sistema 911 de la Policía Nacional. De momento no
tenemos información oficial sobre su hallazgo y descartamos las publicaciones
de personas mal intencionadas” aclaró en su momento la agente fiscal.
El peor
final para Horacio
En la tarde del lunes 29 de abril, agentes del Departamento
de Investigación de Delitos de la Policía y la agente fiscal Lorena Castelvi
realizaron un allanamiento en el local comercial “Demi lavadero”, un lavadero
de autos ubicado sobre la calle Carlos Antonio López, ante datos de que Horacio
Verón estaría muerto en este lugar.
La comitiva fue recibida por un ciudadano brasileño de
nombre Valdemir Borcato, propietario del lugar, quién tranquilamente acompañó a
los agentes en el inicio de su recorrido, pero luego desapareció de manera
bastante llamativa.
Durante la inspección del local, los agentes percibieron
olores nauseabundos y decidieron verificar lo que parecía una fosa
recientemente cubierta con arena, piedras y cemento. Tras la excavación,
encontraron que allí estaba enterrado un cuerpo humano masculino en estado de
putrefacción.
Al lugar acudió el médico forense y personal de la División
de Criminalística de la Policía. El acceso al lavadero fue restringido a los
periodistas de medios de comunicación y a los curiosos en general, incluyendo
en un primer momento a familiares del jove desaparecido.
Luego de varias horas lograron sacar el cuerpo del interior
de la fosa con la ayuda de maquinarias pesadas y allí la fiscal solicitó la
presencia de los familiares de Horacio, para confirmar o descartar si se
trataba del mismo. A través de sus tatuajes y su dentadura, los parientes
confirmaron que efectivamente se trataba del estudiante desaparecido.
Críticas a
la actuación policial
Varios cuestionamientos surgieron con respecto a la labor de
los intervinientes en el allanamiento al Lavadero. En primer lugar, cuesta
entender cómo es que los policías y los agentes de la Fiscalía, cuando ya
contaban con fuertes sospechas de que el cuerpo de Horacio se hallaría en el
local, permitieron que el principal sospechoso, Valdemir Borcato, logre huir
tranquilamente.
Las dudas se agravaron con las declaraciones de la propia
agente fiscal, Lorena Castelvi, quien reconoció: “Efectivamente, manejábamos la
hipótesis de que el cuerpo de Horacio se encontraba en el interior del lavadero
que allanamos”.
Tras las protestas de los familiares por haber dejado huir
al principal sospechoso del asesinato, agentes de la Policía Nacional
realizaron varios operativos en distintos barrios de Encarnación, Cambyreta y
San Juan del Paraná, buscando dar con el paradero de Valdemir quién logró
permanecer oculto por varias horas,
Cerca de las 2 de la madrugada del martes 30 de abril,
efectivos de la Comisaría Primera ubicaron al brasileño en una calle de San
Juan del Paraná, donde lo detuvieron y lo trasladaron hasta la sede policial.
“Manejábamos la información de que el sospechoso se
encontraba refugiado en Arroyo Porä, de donde huyó a bordo de su vehículo que
luego abandonó y se dirigió a San Juan del Paraná en donde logramos dar con
él”, dijo el comisario Arnaldo Báez. El auto del brasileño fue hallado en
inmediaciones del barrio Mboi Ka’e de Encarnación.
Se manejaba la versión de que el joven fue golpeado
brutalmente por su agresor antes de ser enterrado en la fosa, pero luego de la
autopsia se constató que el mismo tenía varios impactos de bala. El médico
forense Pablo Lemir afirmó que la causa de su muerte fue “traumatismo cerebral
producido por proyectiles de arma de fuego”. La víctima recibió seis impactos
de bala y presentaba serios golpes, lo que demuestra que hubo mucho
ensañamiento.
Más personas fueron detenidas en el caso. Se allanó un
departamento en el circuito comercial de Encarnación y se arrestó a su
propietario, Diego Méndez, primo de la víctima. Según el abogado Oscar Mayer,
defensor Méndez, entre este y el brasileño procesado por homicidio existe un
vínculo de amistad.
En otro procedimiento se allanó la casa de uno de los
funcionarios del lavadero “Demi”, en el barrio Los Arrabales, donde se incautó
una sábana manchada de sangre, documentos y una motocicleta robada. Un tercer
allanamiento se realizó en el barrio Mboi Ka’e, en una vivienda cuyos ocupantes
se fugaron antes de que llegue la policía, donde se encontraron documentos que
podrían estar vinculados al principal sospechoso del asesinato. En total, por
esta causa hubo ocho imputados, según la fiscala Castelvi.
El
trasfondo del horroroso crimen.
Desde el Ministerio Público se manejan dos hipótesis en
torno a este crimen que conmocionó a la población encarnacena.
Una de ellas es que la víctima se dedicaba a la usura.
Horacio David Verón le habría prestado una suma de dinero a Valdemir Borcato,
cuenta que tenía que pagar en mayo, pero no lo hizo, según lo referido por el
abogado Oscar Mayer, abogado defensor de Diego Méndez, detenido como cómplice.
La otra hipótesis que se maneja es que el caso estaría
relacionado a una red de narcotráfico.
Horacio David Verón cursaba la carrera de Derecho en la
Universidad Nacional de Itapúa, era deportista y activaba en política, era
bastante querido y tanto sus familiares como sus compañeros piden que el crimen
se aclare totalmente.
Tras la detención de Diego Méndez, primo de Horacio, este
fue imputado por homicidio en carácter de cómplice y remitido a la
penitenciaria de Itapúa. En una entrevista lograda con la esposa de Diego, la
misma aseguró que el brasileño Borcato y sus trabajadores “comían asado cerca
del cadáver de Horacio”, indicando que el cuerpo del joven estudiante enterrado
en la fosa permaneció varios días en el lavadero, mientras las actividades
seguían con normalidad.
Durante una conversación con los vecinos del local donde se
encontró el cuerpo enterrado, los vecinos se mostraron temerosos de brindar
declaraciones por temor a represalias. Uno de los antiguos pobladores, dueño de
un local comercial a escasos metros del lavadero, afirmó que en las últimas
semanas advirtió movimientos sospechosos en el lugar, especialmente en horario
nocturno. “Desde aquí podía escuchar que
ponían la música muy fuerte hasta altas horas de la noche, salían y entraban
vehículos con vidrios polarizados oscuros, pero no sospechábamos lo que
ocurría, si vimos que solían ingerir bebidas alcohólicas”, expresó el
informante, quien por temor pidió reserva de su identidad.
En comparación con otras ciudades, Encarnación es
considerada una ciudad tranquila, que mantiene un bajo promedio de
criminalidad. Por ello, el asesinato del joven estudiante causó mucha conmoción
y según expertos tiene el sello de cómo actúan grupos del crimen organizado.
Si bien las investigaciones están en curso, los primeros
datos apuntan a que se trató de un ajuste de cuentas, algo característico de
grupos mafiosos, ante el ensañamiento del o los autores hacia la víctima, quién
según se presume llevaba una doble vida, ya que mientras cursaba una carrera
universitaria y se involucraba en la actividad política y otras actividades
sociales, también se relacionaba con personas del submundo criminal, como
Valdemir Borcato, un hombre que cuenta con antecedentes por hechos violentos.
Una fuente del Ministerio Público nos reveló que Borcato, en
su declaración testifical, admitió que en más de una ocasión había permitido a
su amigo Diego Méndez (primo de la víctima y otro de los detenidos por el
crimen) que pueda guardar sustancias prohibidas en el local del Lavadero,
aunque dijo que desconocía que se hubiera cometido el asesinato. Es una versión que refuerza la hipótesis de
que el crimen se trató de un “ajuste de cuentas” por conflictos en una red de
narcotráfico.
En esa misma tesitura, la mamá de Horacio, en la noche en
que se desenterró el cuerpo del joven, le manifestó a un medio periodístico que
el brasileño Valdemir Borcato le debía “plata sucia” a su hijo, y que esa deuda
habría sido la principal causa del asesinato.
Los avances de la investigación permitirán confirmar o
desmentir la presunción de que algunos grupos mafiosos vinculados al
narcotráfico han decidido instalarse también en Encarnación, amenazando con
romper la imagen de una ciudad hasta ahora asociada con la de una tranquila y
apacible ciudad dedicada a las playas, el turismo y el carnaval.
El tráfico
de drogas
El tráfico de drogas en Paraguay se ha convertido en una
problemática que afecta directa e indirectamente a miles de personas, un
flagelo que suma cientos de crímenes en el país, especialmente en zonas
fronterizas, un mal difícil de combatir ya que están involucradas hasta
personas que en teoría deberían de combatirla.
Si nos remontamos en la historia, podemos entender de qué
manera se instala en nuestro país este flagelo, que rápidamente ganó terreno.
Juan Manuel Salinas, periodista, escritor y realizador de audiovisuales, en el
documental “Paraguay Droga y Banana” expone de qué manera la narco-política se
instaló en el Paraguay de la mano de altos jefes militares en los años 60 y 70,
en época de la dictadura stronista, entre ellos el general Andrés Rodríguez,
quien según la versión se había asociado con el narcotraficante francés Auguste
Ricord para transportar toneladas de heroína, cocaína y marihuana a mercados
internacionales.
De este modo se inició un proceso en el que capos narcos,
principalmente extranjeros se instalaron en las estratégicas regiones
fronterizas para dirigir una red de tráfico en gran escala. La ciudad de Pedro
Juan Caballero, conocida como “la terraza del país” en la zona de Amambay, se
convirtió en una de las zonas más violentas, con un alto índice de crímenes que
tienen casi siempre el mismo trasfondo: el narcotráfico.
Juan Manuel Salinas resalta que la mayoría de los jefes
narcos son de nacionalidad brasileña, que contratan a paraguayos para que se
encarguen del cultivo y procesamiento de la marihuana local, considerada una de
las puras del continente. Las autoridades en estas zonas no toman acciones
necesarias para combatir a los narcotraficantes. Por el contrario, en muchos
casos son sus aliados y hasta algunos periodistas locales reciben sumas de
dinero para no publicar denuncias según Salinas, por esta razón cada semana se
sigue escuchando noticias de crímenes por ajustes de cuentas.
Y por casa, ¿cómo andamos? Encarnación es otra de las
ciudades en donde este flagelo está ganando terreno, sin que las autoridades
encargadas de investigar y castigar a personas que se dedican a la actividad
ilícita hagan mucho para reducir las estadísticas, que se vuelven cada vez más
alarmantes.
Según datos que recabamos, cada vez más personas de entre 13
a 40 años de edad incursionan en el oscuro mundo de las drogas, algunas como
consumidores y otras como distribuidores, encargadas de hacer llegar las
sustancias prohibidas a los “clientes" quienes abonan importantes sumas de
dinero por pequeñas dosis de crack, cocaína o marihuana. Estos distribuidores
rinden cuenta a sus “jefes”, quienes al final son los que se enriquecen con el
oscuro negocio. Las drogas ya han llegado a escuelas, colegios y universidades
de la capital departamental de Itapúa, constituyendo una grave problemática.
En el 2019 se encendió aún más la alarma entre los padres de
familias y docentes, debido a que, en poder de alumnos de varias escuelas y
colegios, públicos y privados, se han encontrado dosis de marihuana que los
estudiantes tenían para su consumo.
En menos de una semana fueron tres los casos de hallazgos de
estupefacientes en poder de alumnos, lo que revela que las drogas ilícitas
circulan activamente en el ámbito educativo. Uno de los casos tuvo lugar en el
Colegio El Principito, en donde, en poder de dos alumnos menores de 15 años se
halló 1,3 gramos de mariguana. Otra situación se detectó en el Colegio San
Roque. en donde se detuvo al cantinero de la institución por traficar droga en
el recinto educativo. Además, el colegio San Isidro fue intervenido por agentes
de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), que encontraron varios tocos de
marihuana en poder de dos menores de 14 años.
A pesar de las denuncias, los casos no disminuyeron, ya que
pocos días después el Colegio Kennedy también fue escenario de una situación
similar, un alumno fue sorprendido con drogas en su poder, revelando que los
distribuidores seguían operando tranquilamente. Los colegios afectados
emitieron comunicados para exigir a las autoridades que se lleguen a los focos
de distribución y se aumentaron los controles en cada institución.
Las autoridades del Ministerio Público y la Senad realizaron
un seguimiento minucioso para llegar hasta uno de los focos de distribución,
hasta allanar un departamento ubicado en pleno centro de Encarnación, en donde
dos personas fueron detenidas con una gran cantidad de drogas, desde éxtasis
hasta marihuana, listas para su venta al menudeo. Lo llamativos es que los
micro-traficantes operaban cerca de al menos siete locales de instituciones
educativas.
Pero el hecho que marcó un antes y un después en la región
fue el brutal asesinato del joven universitario Horacio David Verón. Un
asesinato con tanto horror y ensañamiento, de los que solo se tenía noticia en
localidades remotas como la frontera de Amambay, fue interpretado como el signo
de que los brutales métodos de las mafias del narcotráfico también han llegado
a la capital de Itapúa.
_______________
Lucas Toledo es estudiante del cuarto año de Ciencias de la Comunicación con énfasis en Periodismo, de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad Católica de Encarnación. Es reportero especializado en cobertura policial del canal SUR TV en Encarnación y corresponsal del Sistema Nacional de Televisión (SNT). En sus ratos libres le gusta jugar al fútbol y leer.