viernes, 5 de julio de 2019

Takuara’i, un caso de violencia e injusticia contra los indígenas


Por Brígido Bogado

El caso de la comunidad indígena ava guaraní de Takuaraí es emblemático, es como un espejo de lo que sucede cuando hay conflicto de tierra.
Esta problemática se da generalmente entre los poderosos y los pobres, entre los grandes agro-exportadores y los indígenas, entre indígenas y campesinos. Cuando ocurren estos hechos hay quema de casas, atropellos, amedrentamientos, traslado forzoso de los indígenas de sus tierras (siempre lleva la peor parte el indígena) y hasta asesinatos por parte de los empresarios extranjeros que suelen ser en su mayoría brasileños y estos cometen los delitos en generalidad con la complicidad de las autoridades -quienes deberían velar por el cumplimiento de las leyes, pero cuando hay dinero de por medio, las leyes pasan a segundo plano-.
Takuara’i es una comunidad de los ava auaraní, en el departamento de Canindeyú, distrito de Corpus Cristi, cuyos miembros han sido desalojados de sus tierras. Supuestamente el dueño es el brasilero Favio Sequeira, empresario brasilero, quien dice poseer título de propiedad. Este señor se dedica al cultivo de soja, es una persona que ya venía buscando distintas maneras de hacer que los indígenas abandonen el lugar, tratando de darles miedo con disparos al aire sobre sus cabezas, pero los indígenas no se dejaron amedrentar, ellos decían que estaban dispuestos a morir el lugar.


Compartimos a continuación un memo sobre los sucesos más dramáticos de este conflicto:

* Takuarai, 11 de noviembre de 2018 – 04:00 hs. de la madrugada
Un grupo de personas ataca a los miembros de la comunidad. Son brasileros y otros empleados, encabezados por el empresario Fabio Sequeira, quien es sospechado por haber ejecutado al estudiante Isidoro Barrios, un estudiante indígena, por el supuesto hecho de exigir la restitución de las tierras. Hasta ahora no se ha encontrado el cuerpo de Isidoro, continua desaparecido. 
El ataque es para arrebatarles a los indígenas de sus tierras ancestrales. Niños, mujeres, ancianos son mantenidos de rehén y torturados, mientras otros corrieron hacia el monte. Usaban expresiones como “¡vamos a dar morte a voces! ¡Les vamos a dar plomo, indígenas haraganes!".
Posteriormente, algunas mujeres que se animaron se acercaron hasta la sede policial de la cercanía, para hacer la denuncia; pero sospechosamente ningún policía se encontraba en el lugar.

*Es evidente que hubo un entendimiento entre las autoridades del lugar y los empresarios brasileros para despojar a los indígenas de sus tierras ancestrales, para la producción de la soja y otros monocultivos.

*Después de estos hechos, los indígenas deciden venir a la capital para reclamar sus derechos, ya en ese lugar no tienen ninguna esperanza.

*En Asunción se instalan en un precario campamento en las plazas del Congreso, donde es asesinado Francisco López, el hermano del líder de la comunidad de Takuara'i, Derlis López, en un confuso hecho. Al parecer querían asesinar a Derlis López.

*Posterior a esto es detenido Derlis López, el principal líder, acusado de coacción y es derivado a la  cárcel de Coronel Oviedo. Luego de la intervención del Defensor del Pueblo se logra convertir la orden judicial en una prisión domiciliaria, que es cumplida en otro lugar, al no poseer domicilio esta persona.

*Según la presidenta del Instituto Paraguayo del Indígena (INDI), Ana María Allen, el retorno a las tierras ancestrales de Takuara'i ya es imposible, pues el terreno ya pertenece a los empresarios brasileros.

*Según las hermanas religiosas de la congregación Siervas del Espíritu Santo, Ángela Balbuena y Mary Blanca Verón, que llevan décadas trabajando con los
Ava Guaraní, hay documentos que confirman que las tierras deTakuara’i pertenecen históricamente a los indígenas, desmintiendo a la presidenta del Indi, Ana María Allen, quien asegura que en la zona no hay vestigios de haber existido antes alguna comunidad indígena. Las hermanas sostiene que el Instituto de Bienestar Rural (IBR, actual) en el año, 1980 había asegurado 1.000 hectáreas para la comunidad en ese mismo lugar.


Falta de voluntad política.

Entre todos los casos relacionados a la cuestión de la tierra de los pueblos indígenas, muy pocos han tenido resultados positivos.
La mayoría de los conflictos llevan mucho tiempo para resolverse, porque por un lado no hay voluntad política de parte de las autoridades de turno, en la cuestión se recurre mucho a dilataciones y a las chicanerías judiciales, porque siempre están de por medio los intereses de los poderosos.
Es muy difícil hacer valer los derechos de una la minoría, ya que de la población total del Paraguay los pueblos indígenas son solo el 2%. Aunque sus derechos están reconocidos por la Constitución Nacional y por otros acuerdos internacionales ratificados, casi siempre los pueblos indígenas han llevado las de perder.
El caso de Takuara’i es apenas uno más entre muchos otros casos, solo que este tuvo mucha repercusión mediática.
Hace algunos meses, el Gobierno les ha prometido darles una solución, mientras los trasladaban a otra comunidad cercana del lugar. La promesa fue que se iba a solucionar en 30 días, eso fue el 24 de marzo, pero hasta hoy (junio de 2019) no hay solución.
Los miembros de la comunidad de Takuara’i piensan seriamente regresar a Asunción a instalarse nuevamente en la Plaza frente al Congreso, para seguir reclamando.
Aquí cabe preguntarse: ¿Que se puede hacer ante esta situación? ¿Cómo o qué hacer para que puedan tener más fuerza los pueblos indígenas en sus reclamos? Solamente con la unión con los distintos sectores y la solidaridad hacia quienes más necesitan, se puede hacer algo. Es hora de que toda la sociedad paraguaya se ponga las pilas y acompañe los reclamos históricos que los pueblos indígenas vienen haciendo. Hay deudas históricas del Paraguay con las naciones aborígenes del país, que nunca han sido pagadas.
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Brígido Bogado es docente, escritor y poeta indígena guaraní, miembro de la Comunidad Indígena Pindó de San Cosme y Damián. Ha publicado varios libros de poesía. Es miembro de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP). Estudia la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Católica de Itapúa, en Encarnación, hasta donde se traslada desde su comunidad para asistir a clases.

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