viernes, 5 de julio de 2019

Narcotráfico: El trasfondo de una historia de horror en Itapúa


La ciudadanía encarnacena quedó consternada ante un macabro hallazgo en pleno centro. La tragedia tuvo como víctima a un joven estudiante, encontrado muerto en la profundidad de una fosa, tras haber desaparecido por varios días. La sospecha de que el crimen fue un “ajuste de cuentas” entre mafiosos arroja la sombra del crimen organizado sobre una ciudad que hasta ahora se proyectaba como tranquila y segura, dedicada al turismo, a las playas y a los carnavales.

Por Lucas Toledo

Todo se inició cuando familiares del estudiante universitario Horacio David Alejandro Verón Báez (28) denunciaron ante la Policía Nacional la desaparición del joven el pasado sábado 27 de abril.
Horacio planeaba viajar el miércoles 24 a Asunción para participar de una manifestación ciudadana, pero desde esa fecha perdieron contacto con él y decidieron realizar la denuncia en la Comisaría Segunda de Encarnación.
La desesperación se apoderó de los parientes cuando agentes de la Comisaría 66 del barrio Itá Paso avisaron en la noche del jueves 25 que habían encontrado una motocicleta abandonada al costado de un bosque, en el barrio Los Arrabales. Se confirmó que la moto pertenecía a Horacio David.
“Tras la denuncia de la desaparición de este joven, impartimos orden de captura por la Red Penca de la Policía e inmediatamente nos avisaron que en la Comisaría 66 se encontraba depositada una motocicleta abandonada” nos dijo el suboficial de Policía Julio Cantero. Agregó que manejaban varias hipótesis sobre el caso, pero aún se encontraban en plena tarea investigativa.
Pasaron las horas y los días, y la desesperación era cada vez mayor entre los familiares, amigos y compañeros de Horacio. La mayoría de los medios de comunicación publicaban noticias sobre el caso y solicitaban cualquier dato acerca del joven estudiante. No faltaron personas que en las redes sociales en Internet postearon acerca de un supuesto hallazgo del cuerpo sin vida de del joven, el domingo 28, pero la esta información fue desmentida por la agente fiscal Lorena Catelvi, encargada de la investigación.
“Estamos siguiendo las pistas aportadas por los familiares de Horacio. Un ex compañero suyo afirma haberlo visto caminando por el centro de Encarnación, por esa razón decidimos verificar y dar seguimiento a las cámaras de seguridad del Sistema 911 de la Policía Nacional. De momento no tenemos información oficial sobre su hallazgo y descartamos las publicaciones de personas mal intencionadas” aclaró en su momento la agente fiscal.

El peor final para Horacio

En la tarde del lunes 29 de abril, agentes del Departamento de Investigación de Delitos de la Policía y la agente fiscal Lorena Castelvi realizaron un allanamiento en el local comercial “Demi lavadero”, un lavadero de autos ubicado sobre la calle Carlos Antonio López, ante datos de que Horacio Verón estaría muerto en este lugar.
La comitiva fue recibida por un ciudadano brasileño de nombre Valdemir Borcato, propietario del lugar, quién tranquilamente acompañó a los agentes en el inicio de su recorrido, pero luego desapareció de manera bastante llamativa.
Durante la inspección del local, los agentes percibieron olores nauseabundos y decidieron verificar lo que parecía una fosa recientemente cubierta con arena, piedras y cemento. Tras la excavación, encontraron que allí estaba enterrado un cuerpo humano masculino en estado de putrefacción.
Al lugar acudió el médico forense y personal de la División de Criminalística de la Policía. El acceso al lavadero fue restringido a los periodistas de medios de comunicación y a los curiosos en general, incluyendo en un primer momento a familiares del jove desaparecido.
Luego de varias horas lograron sacar el cuerpo del interior de la fosa con la ayuda de maquinarias pesadas y allí la fiscal solicitó la presencia de los familiares de Horacio, para confirmar o descartar si se trataba del mismo. A través de sus tatuajes y su dentadura, los parientes confirmaron que efectivamente se trataba del estudiante desaparecido.


Críticas a la actuación policial

Varios cuestionamientos surgieron con respecto a la labor de los intervinientes en el allanamiento al Lavadero. En primer lugar, cuesta entender cómo es que los policías y los agentes de la Fiscalía, cuando ya contaban con fuertes sospechas de que el cuerpo de Horacio se hallaría en el local, permitieron que el principal sospechoso, Valdemir Borcato, logre huir tranquilamente.
Las dudas se agravaron con las declaraciones de la propia agente fiscal, Lorena Castelvi, quien reconoció: “Efectivamente, manejábamos la hipótesis de que el cuerpo de Horacio se encontraba en el interior del lavadero que allanamos”.
Tras las protestas de los familiares por haber dejado huir al principal sospechoso del asesinato, agentes de la Policía Nacional realizaron varios operativos en distintos barrios de Encarnación, Cambyreta y San Juan del Paraná, buscando dar con el paradero de Valdemir quién logró permanecer oculto por varias horas,
Cerca de las 2 de la madrugada del martes 30 de abril, efectivos de la Comisaría Primera ubicaron al brasileño en una calle de San Juan del Paraná, donde lo detuvieron y lo trasladaron hasta la sede policial.
“Manejábamos la información de que el sospechoso se encontraba refugiado en Arroyo Porä, de donde huyó a bordo de su vehículo que luego abandonó y se dirigió a San Juan del Paraná en donde logramos dar con él”, dijo el comisario Arnaldo Báez. El auto del brasileño fue hallado en inmediaciones del barrio Mboi Ka’e de Encarnación.
Se manejaba la versión de que el joven fue golpeado brutalmente por su agresor antes de ser enterrado en la fosa, pero luego de la autopsia se constató que el mismo tenía varios impactos de bala. El médico forense Pablo Lemir afirmó que la causa de su muerte fue “traumatismo cerebral producido por proyectiles de arma de fuego”. La víctima recibió seis impactos de bala y presentaba serios golpes, lo que demuestra que hubo mucho ensañamiento.
Más personas fueron detenidas en el caso. Se allanó un departamento en el circuito comercial de Encarnación y se arrestó a su propietario, Diego Méndez, primo de la víctima. Según el abogado Oscar Mayer, defensor Méndez, entre este y el brasileño procesado por homicidio existe un vínculo de amistad.
En otro procedimiento se allanó la casa de uno de los funcionarios del lavadero “Demi”, en el barrio Los Arrabales, donde se incautó una sábana manchada de sangre, documentos y una motocicleta robada. Un tercer allanamiento se realizó en el barrio Mboi Ka’e, en una vivienda cuyos ocupantes se fugaron antes de que llegue la policía, donde se encontraron documentos que podrían estar vinculados al principal sospechoso del asesinato. En total, por esta causa hubo ocho imputados, según la fiscala Castelvi.

El trasfondo del horroroso crimen.

Desde el Ministerio Público se manejan dos hipótesis en torno a este crimen que conmocionó a la población encarnacena.
Una de ellas es que la víctima se dedicaba a la usura. Horacio David Verón le habría prestado una suma de dinero a Valdemir Borcato, cuenta que tenía que pagar en mayo, pero no lo hizo, según lo referido por el abogado Oscar Mayer, abogado defensor de Diego Méndez, detenido como cómplice.
La otra hipótesis que se maneja es que el caso estaría relacionado a una red de narcotráfico.
Horacio David Verón cursaba la carrera de Derecho en la Universidad Nacional de Itapúa, era deportista y activaba en política, era bastante querido y tanto sus familiares como sus compañeros piden que el crimen se aclare totalmente.
Tras la detención de Diego Méndez, primo de Horacio, este fue imputado por homicidio en carácter de cómplice y remitido a la penitenciaria de Itapúa. En una entrevista lograda con la esposa de Diego, la misma aseguró que el brasileño Borcato y sus trabajadores “comían asado cerca del cadáver de Horacio”, indicando que el cuerpo del joven estudiante enterrado en la fosa permaneció varios días en el lavadero, mientras las actividades seguían con normalidad.
Durante una conversación con los vecinos del local donde se encontró el cuerpo enterrado, los vecinos se mostraron temerosos de brindar declaraciones por temor a represalias. Uno de los antiguos pobladores, dueño de un local comercial a escasos metros del lavadero, afirmó que en las últimas semanas advirtió movimientos sospechosos en el lugar, especialmente en horario nocturno.  “Desde aquí podía escuchar que ponían la música muy fuerte hasta altas horas de la noche, salían y entraban vehículos con vidrios polarizados oscuros, pero no sospechábamos lo que ocurría, si vimos que solían ingerir bebidas alcohólicas”, expresó el informante, quien por temor pidió reserva de su identidad.
En comparación con otras ciudades, Encarnación es considerada una ciudad tranquila, que mantiene un bajo promedio de criminalidad. Por ello, el asesinato del joven estudiante causó mucha conmoción y según expertos tiene el sello de cómo actúan grupos del crimen organizado.
Si bien las investigaciones están en curso, los primeros datos apuntan a que se trató de un ajuste de cuentas, algo característico de grupos mafiosos, ante el ensañamiento del o los autores hacia la víctima, quién según se presume llevaba una doble vida, ya que mientras cursaba una carrera universitaria y se involucraba en la actividad política y otras actividades sociales, también se relacionaba con personas del submundo criminal, como Valdemir Borcato, un hombre que cuenta con antecedentes por hechos violentos.
Una fuente del Ministerio Público nos reveló que Borcato, en su declaración testifical, admitió que en más de una ocasión había permitido a su amigo Diego Méndez (primo de la víctima y otro de los detenidos por el crimen) que pueda guardar sustancias prohibidas en el local del Lavadero, aunque dijo que desconocía que se hubiera cometido el asesinato.  Es una versión que refuerza la hipótesis de que el crimen se trató de un “ajuste de cuentas” por conflictos en una red de narcotráfico.
En esa misma tesitura, la mamá de Horacio, en la noche en que se desenterró el cuerpo del joven, le manifestó a un medio periodístico que el brasileño Valdemir Borcato le debía “plata sucia” a su hijo, y que esa deuda habría sido la principal causa del asesinato.
Los avances de la investigación permitirán confirmar o desmentir la presunción de que algunos grupos mafiosos vinculados al narcotráfico han decidido instalarse también en Encarnación, amenazando con romper la imagen de una ciudad hasta ahora asociada con la de una tranquila y apacible ciudad dedicada a las playas, el turismo y el carnaval.


El tráfico de drogas

El tráfico de drogas en Paraguay se ha convertido en una problemática que afecta directa e indirectamente a miles de personas, un flagelo que suma cientos de crímenes en el país, especialmente en zonas fronterizas, un mal difícil de combatir ya que están involucradas hasta personas que en teoría deberían de combatirla.
Si nos remontamos en la historia, podemos entender de qué manera se instala en nuestro país este flagelo, que rápidamente ganó terreno. Juan Manuel Salinas, periodista, escritor y realizador de audiovisuales, en el documental “Paraguay Droga y Banana” expone de qué manera la narco-política se instaló en el Paraguay de la mano de altos jefes militares en los años 60 y 70, en época de la dictadura stronista, entre ellos el general Andrés Rodríguez, quien según la versión se había asociado con el narcotraficante francés Auguste Ricord para transportar toneladas de heroína, cocaína y marihuana a mercados internacionales.
De este modo se inició un proceso en el que capos narcos, principalmente extranjeros se instalaron en las estratégicas regiones fronterizas para dirigir una red de tráfico en gran escala. La ciudad de Pedro Juan Caballero, conocida como “la terraza del país” en la zona de Amambay, se convirtió en una de las zonas más violentas, con un alto índice de crímenes que tienen casi siempre el mismo trasfondo: el narcotráfico.
Juan Manuel Salinas resalta que la mayoría de los jefes narcos son de nacionalidad brasileña, que contratan a paraguayos para que se encarguen del cultivo y procesamiento de la marihuana local, considerada una de las puras del continente. Las autoridades en estas zonas no toman acciones necesarias para combatir a los narcotraficantes. Por el contrario, en muchos casos son sus aliados y hasta algunos periodistas locales reciben sumas de dinero para no publicar denuncias según Salinas, por esta razón cada semana se sigue escuchando noticias de crímenes por ajustes de cuentas.
Y por casa, ¿cómo andamos? Encarnación es otra de las ciudades en donde este flagelo está ganando terreno, sin que las autoridades encargadas de investigar y castigar a personas que se dedican a la actividad ilícita hagan mucho para reducir las estadísticas, que se vuelven cada vez más alarmantes.
Según datos que recabamos, cada vez más personas de entre 13 a 40 años de edad incursionan en el oscuro mundo de las drogas, algunas como consumidores y otras como distribuidores, encargadas de hacer llegar las sustancias prohibidas a los “clientes" quienes abonan importantes sumas de dinero por pequeñas dosis de crack, cocaína o marihuana. Estos distribuidores rinden cuenta a sus “jefes”, quienes al final son los que se enriquecen con el oscuro negocio. Las drogas ya han llegado a escuelas, colegios y universidades de la capital departamental de Itapúa, constituyendo una grave problemática.
En el 2019 se encendió aún más la alarma entre los padres de familias y docentes, debido a que, en poder de alumnos de varias escuelas y colegios, públicos y privados, se han encontrado dosis de marihuana que los estudiantes tenían para su consumo.
En menos de una semana fueron tres los casos de hallazgos de estupefacientes en poder de alumnos, lo que revela que las drogas ilícitas circulan activamente en el ámbito educativo. Uno de los casos tuvo lugar en el Colegio El Principito, en donde, en poder de dos alumnos menores de 15 años se halló 1,3 gramos de mariguana. Otra situación se detectó en el Colegio San Roque. en donde se detuvo al cantinero de la institución por traficar droga en el recinto educativo. Además, el colegio San Isidro fue intervenido por agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), que encontraron varios tocos de marihuana en poder de dos menores de 14 años.
A pesar de las denuncias, los casos no disminuyeron, ya que pocos días después el Colegio Kennedy también fue escenario de una situación similar, un alumno fue sorprendido con drogas en su poder, revelando que los distribuidores seguían operando tranquilamente. Los colegios afectados emitieron comunicados para exigir a las autoridades que se lleguen a los focos de distribución y se aumentaron los controles en cada institución.
Las autoridades del Ministerio Público y la Senad realizaron un seguimiento minucioso para llegar hasta uno de los focos de distribución, hasta allanar un departamento ubicado en pleno centro de Encarnación, en donde dos personas fueron detenidas con una gran cantidad de drogas, desde éxtasis hasta marihuana, listas para su venta al menudeo. Lo llamativos es que los micro-traficantes operaban cerca de al menos siete locales de instituciones educativas.
Pero el hecho que marcó un antes y un después en la región fue el brutal asesinato del joven universitario Horacio David Verón. Un asesinato con tanto horror y ensañamiento, de los que solo se tenía noticia en localidades remotas como la frontera de Amambay, fue interpretado como el signo de que los brutales métodos de las mafias del narcotráfico también han llegado a la capital de Itapúa.
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Lucas Toledo es estudiante del cuarto año de Ciencias de la Comunicación con énfasis en Periodismo, de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad Católica de Encarnación. Es reportero especializado en cobertura policial del canal SUR TV en Encarnación y corresponsal del Sistema Nacional de Televisión (SNT). En sus ratos libres le gusta jugar al fútbol y leer.


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